CIUDAD DE MÉXICO, 25 de febrero de 2018.- Iñakendikuatuxuiri Xula, significa Bienvenido a Ixcatlán, un remoto lugar localizado entre las regiones oaxaqueñas de Cañada y la Mixteca. Ese letrero, colocado a la entrada del pueblo, está escrito en ixcateco o xuani, una lengua en muy alto riesgo de desaparecer, según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), pero en los hechos está casi extinta, pues solo quedan cinco hablantes: ancianos que debido a su avanzada edad han dejado de practicarla, por la soledad.

“Yo me llamo Pedro Salazar, nací el 18 de mayo del año 1927, estoy pisando 90 años. Mis padres hablaban el dialecto, por esa razón yo aprendí. Antes, los maestros nos quitaban que la habláramos, porque cuatrapeábamos mucho”, dijo uno de los pocos hablantes del ixcateco.

De acuerdo con Milenio, don Pedro es el único de sus cuatro hermanos que no dejó de hablar esa lengua porque de muy joven se integró a la banda del pueblo. “Yo andaba con los músicos y ellos la hablaban, relajeábamos en el dialecto”. Al ser cuestionado sobre los otros músicos, dijo resignado: “Se murieron”.

A Salazar le amputaron el pie, por eso vive postrado en una silla de ruedas, solitario en una vieja choza donde no deja de tejer sus sombreros de palma para conseguir algo de dinero para subsistir. Mientras sus dedos se entrelazan en las ramas secas, da muestra de la lucidez que no ha perdido pese a los años.

“Éramos siete, ahorita quedamos menos”, señaló al contar a los pocos vivos que hablan xuani.

Aunque tres de sus compañeros de juventud aún viven, tío Pedro, como le dicen, dejó de hablar su lengua ya que perdió el contacto con ellos; aunque paradójicamente, Santa María Ixcatlán —nombre oficial de la localidad— es un poblado pequeño, con apenas 517 habitantes, donde hay 175 viviendas y unas cuantas calles.

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