La imposición ha roto generaciones de lectores, señala Marie-Aude Murail

MORELIA, Mich., 11 de noviembre de 2015.-Con referencia a anécdotas vividas con sus padres e hijos, la escritora Marie-Aude Murail (El Havre, Francia, 6 de mayo, 1954), compartió la importancia de que los niños tengan sus propios libros, y que sus padres y maestros lean para que a los infantes se les fomente el hábito de la lectura.

Según un comunicado de prensa, en el 18 Seminario Internacional de Fomento a la Lectura, el cual se realiza dentro de la 35 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), la autora de referencia internacional con 90 títulos publicados indicó que escribe desde siempre y que con el tiempo descubrió que nunca escribiría para los adultos, pues siempre están ocupados, mientras que los niños siempre prestan su atención.

En su ponencia, en la que explicó porqué leer es una historia de amor, señaló que padres, madres y maestros se le acercan para preguntarle qué hacer para que los niños lean.

“Les digo: ¿usted lee? La respuesta es: ‘bueno, me gustaría, pero no tengo el tiempo’. Para desear leer el niño debe ver a los adultos leer, el infante debe entender que la lectura no es una actividad pueril, sino que también es la ocupación de una gran persona y que lo hará crecer”.

Ante promotores de lectura, la autora de ¡Oh, boy! recordó que sus padres tuvieron por separado sus respectivas bibliotecas y que ella también quería tener sus propios libros, “porque el amor es posesión”.

En ese sentido aconsejó: los pequeños lectores deben tener su biblioteca, ya que es indispensable que tengan sus propios libros e indicó que la lectura es una “especie” de virtud social. “Siempre he luchado por sacar al lector de su aislamiento, no tengo más que un recuerdo de infancia realmente compartida en voz alta, y eso se lo debo a mi hermano mayor”.

Indicó que después de esa experiencia tiene 30 años de lectura en voz alta, tanto de manera familiar como ante públicos diversos. “Yo le leí a mis hijos lecturas de diferentes géneros, cuando me encuentro frente a un grupo de jóvenes que declaran presumidos que no les gusta leer, tomo uno de mis libros y les leo en voz alta.

“Convertirse en una nación de lectores es un título de un informe que fue solicitado en los años noventa por el Departamento de Educación en Estados Unidos, y la conclusión fue que los mejores lectores son aquellos niños cuyos padres les leyeron en voz alta”.

La escritora destacó que la lectura en voz alta desarrolla la curiosidad ante lo escrito, proporciona al niño tener modelos que lo ayudan a superar las dificultades de la vida, logra diferenciar entre lo real y lo inventado, lo verdadero y lo falso, y revitaliza a los clásicos, pero también permite desmitificarlos. “Hay que haber tenido la cabeza en las estrellas durante tres años para tener los pies sobre la Tierra a los 20”, y agregó que si no se hace un lector, tal vez se logre un científico.

Marie-Aude Murail indicó que un niño con la lectura aprende a apaciguarse, a canalizar su energía y a fijar su atención. “Hay que leer en la escuela, la guardería y en la casa, hay que leer sin cansarse, pero con gusto, pues las lecturas impuestas demasiado pronto y sin compañía han roto generaciones enteras de lectores”.

Ante la audiencia reunida en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, la autora francesa galardonada con diferentes reconocimientos comentó que futuras élites e investigadores leen poco, o sólo lecturas que los distraen, como comics, novelas policiacas o Internet.

Sobre la época actual, a su manera de ver, en la historia de la humanidad nunca el hombre había escrito tanto, pero al mismo tiempo la calidad de los escritos ha sido tan baja y poco revisada. “Actualmente nos da miedo hacer una sola cosa a la vez, nos da miedo que suceda algo al mismo tiempo que estamos haciendo otra cosa, le llamó a la “generación no”, porque tienen tanto miedo que se les escape algo que no pueden comprometerse con nada.

“Renuncio al zapping y al multi tasking que me dispersa, quiero volver a la lectura profunda, al ruido de la hoja que volteamos, a mi suspiro de bienestar en el silencio de la biblioteca y ese gracias que me sube a los labios cuando cierro frente a mi corazón el libro que acabé, leer es una historia de amor que puede renacer de sus cenizas”, expuso.

Finalmente, Marie-Aude Murail dijo que tanto padres, maestros, editores, libreros y escritores, tienen la responsabilidad y mucho qué hacer en favor del niño lector. “No es cuestión de tener una varita mágica, espero que pongan manos a la obra”.