Cautiva escritor Francisco Hinojosa con sus obras para niños y grandes
MORELIA, Mich., 10 de octubre de 2015.- Aunque pacífico por ratos, el pueblo de Capula huele a madera, pinturas y aromas diversos que anuncian pocos días para que inicie la fiesta que por quinta ocasión engalanará este rincón moreliano lleno de tradición y fiesta en el que los protagonistas son las catrinas y las creaciones únicas de alfarería.
Por doquier se observa a algunos creadores trabajando a marchas forzadas, otros, prevenidos desde hace cinco meses; lo cierto es que los artesanos alistan los últimos detalles ya sea en sus talleres o en los pequeños comercios instalados a lo largo de su calle principal en el que visten con tinta indeleble con vistosas tonalidades los cuerpos de espigada figura que serán el atractivo el próximo 25 de octubre en el arranque la Feria Nacional de la Catrina.
Impresas en los muros que rodean los comercios, en pequeños cartelones o imágenes pendiendo de algún hilo afuera de los establecimientos, estos sofisticados personajes revisten la imagen cultural de Capula, pueblo que ha destacado a nivel estatal y nacional gracias a los creadores que dan vida a cada pieza, de calidad única.
El tiempo requerido para lograr una pieza varía, pues implica obtener la materia prima, que es el barro, ‘amasarlo’ correctamente, dejarlo reposar y en esto generalmente puede transcurrir desde unas horas hasta un día, posteriormente toca el turno a las manos de cada orfebre que darán forma y vida a cada personaje; desde los rasgos más finos hasta los menos difíciles.
Una vez lograda la figura, desde los pies hasta la cabeza, ataviados con pomposos vestidos y accesorios únicos, se procede con darle el toque colorido; aquí intervienen otras personas que son las encargadas de elegir tonalidades, mezclas de color y finamente los distribuyen en toda la pieza. Al día se logra matizar por completo a tres piezas, trabajo que se requiere la inversión de hasta 12 horas en total.
Aunque muchos artífices han tomado previsiones ante el próximo inicio de la feria, hay otros que laboran casi horas extras en sus talleres para cumplir en próximos días con los pedidos de visitantes; tal es el caso de Miguel Ángel Torres, artesano que desde hace una década entrega su ingenio a los turistas locales y foráneos a través de las elegantes catrinas y las tradicionales ollas y demás enseres de alfarería.
“Los diseños y la pintura que damos le ha gustado a la gente y es por eso que nos dedicamos más a la catrina; (ahora con la feria) incrementa la venta y el tiempo de trabajo porque antes eran seis o siete horas y ahorita son 10 a 12 horas para terminar el trabajo y poder tener producción; yo tengo preparándome más o menos cinco meses porque no es tan fácil hacer las piezas, requieren bastante tiempo”.
Asegura que este escaparate sí ha representado un incremento en el turismo, ya que en las semanas previas a la feria hay más gente que llega anticipadamente y otra que abarrota el pueblo durante los días del festín, pese a ello, considera que hace falta promover más a la tenencia y a la feria para que esta cuestión se incremente. “Las ventas aumentan un poquito, como es la temporada, aumenta un poco más que el resto del año. La calidad es única y el ingreso de piezas chinas no la hemos visto, pero estas se distinguen”, refirió.
Esta visión la comparte el resto de los alfareros y creadores de catrinas, como José Antonio de la Cruz, quien destacó que por más de 25 años ha dedicado su tiempo y creatividad a dar vida a las Catrinas, desde cero, y desde cuatro o incluso seis meses antes se alista para este festejo.
“Con la feria se incrementa la venta de catrinas hasta en 100 por ciento; yo casi siempre tengo pedidos y estoy vendiendo durante todo el año, pero cuando se llega la temporada de agosto a octubre empieza a haber muchas ventas y ya cuando es la feria sí se duplican las ventas”.
Aunque no todos propiamente son creadores de este personaje, hay quienes se dedican a abrirle espacio para comercializarlo, como lo hace Alma Delia Rodríguez Ruiz, quien este 2015 presenciará por segunda ocasión la emblemática feria de Capula vendiendo estas piezas.
“Incrementan mucho las ventas, de hecho ahorita no nos damos abasto, surtimos y se nos van rápido, aparte son precios muy módicos, están baratos; a veces entre semana vendemos cuatro o cinco piezas a la semana y ahorita ya son bastantes piezas, de 10 a 15 piezas son las que se venden diario”.
Indicó que es importante priorizar la publicidad de este evento, pues representa un impulso importante para las familias de esta tenencia que se aferran a mantener este oficio único, dotado de ingenio, creatividad y amor al arte.
De variados tamaños, costos diversos que van desde los 35 hasta los 300 e incluso los 15 mil pesos, este personaje ha cautivado a millones de ciudadanos que cotidianamente acuden a adquirir una creación con toque sofisticado y elegante pose, que abarca oficios múltiples, pues igual dan vida a médicos, que enfermeras, secretarias, fotógrafos, tablajeros, aunque la emblemática, dice, es la del sombrero elegante y la estola de víbora, creada por José Guadalupe Posadas.
De ahí que Capula sea pionera en esta tradicional festividad que de acuerdo con los artesanos inicia el próximo 25 de octubre y que arropará a las catrinas, los catrines y las infaltables ollas, esas que han replicado el dicho popular que simulan la fragilidad y delicadeza… la delicadeza de una ollita de Capula, mezclada con la sofisticada distinción de la catrina.