Modificaciones a Bienal Alfredo Zalce es para hacerla más competitiva
La danza rompió su vínculo con las bellas artes, pasó por los gimnasios y está llegando a espacios públicos populares como un elemento que no sólo permite verse y sentirse bien sino superar los problemas emocionales y sociales, origen y fin del sobrepeso y la obesidad, un mal que aqueja a la humanidad y, en particular, a los michoacanos.
Son múltiples las marcas de acondicionamiento físico que recurren a la danza para bajar de peso, lo cual muy pocas veces se logra porque se limita a la activación física y cuando se llega al punto de resistencia del cuerpo, sin atacar las causas de fondo, se recupera el peso perdido fácilmente, en un fenómeno conocido como “rebote”.
Por eso, Joseph Nava y Manuel Parra agregaron a la danza la atención psicológica y nutricional, en lo que ya es un movimiento social conocido como Feeling Dance, en el que participan miles de mujeres de 26 colonias de ésta capital, Pátzcuaro, Churintzio y Ciudad Hidalgo y están por iniciar en Paracho y Zitácuaro.
El éxito de su programa ha provocado envidias al grado de que han tratado de correrlos de los espacios públicos que ocupan pero también han atraído a voluntarios de las diversas áreas de la salud que acaban de iniciar el reto de que seis mujeres obesas bajen de 25 a 30 kilos en cuatro meses, sin “rebote” y sin flacidez.