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MÉXICO, DF., 8 de enero de 2016.- “Anoche bajé una fruta, la más preciosa, la más jugosa que pude oler; quisiera morderte un poco, pero me asusta tu sabrosura y mi mal comer. Que te voy a morder, que te voy a morder, que te voy a morder si me gustas tanto, no sé qué hacer, si te quiero comer, si te quiero comer, si te quiero comer, yo estoy mal comido y tú estás tan…”
Según un comunicado, así refiere uno de los fragmentos del segmento cantado de El malcomido, pieza compuesta por Eduardo Ángel Aguilar Vásquez, de la Facultad de Música e integrante del Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad, con la que obtuvo uno de los tres premios del primer Concurso de Composición Arturo Márquez para Orquesta de Cámara.
“Es divertida, la hice a partir de un verso que se me ocurrió; tiene una parte donde pongo a los músicos de la orquesta a cantar, fue raro para ellos porque no están acostumbrados. A mí no me importaba que estuvieran afinados, lo que buscaba era que se identificaran con el verso y tener un poco de diversión. Dura 12 minutos, lleva solos de clarinete, trombón y cuerdas; también tiene partes lentas, un poco nostálgicas”, explicó.
“Fue una sorpresa ser ganador del certamen –convocado por el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (ahora Secretaría de Cultura) y la Sociedad de Autores y Compositores de México– porque no había escrito una obra orquestal. La hice relativamente rápido, en unas dos semanas, y fue exclusiva para el concurso, directo a la partitura; probé algo en el piano, bosquejos, canté algunas cosas, acudí con instrumentistas y la cosí paso a paso”, compartió.
Oaxaca en Coyoacán
A 500 kilómetros de la Ciudad de México se hallan sus orígenes y su esencia, en Ocotlán de Morelos, Oaxaca. Su pueblo, como lo refiere, entra en comunión y sincretismo con Coyoacán, sede de la entidad académica, y el entorno se vuelve familiar entre pregones, mercados y bullicio.
“Son muy parecidos, así que de repente no se nota tanto la diferencia, por eso a lo mejor mi música se volvió un poco más ruidosa, pero me gusta. Toda la vida estuve en mi pueblo, vine aquí hace casi cinco años, al ingresar a la UNAM; la música que escuchaba allá es distinta a la que tuve entrando a la Facultad.
“No conocía nada de la clásica, sólo referencias de la radio; estoy más habituado a los instrumentos de aliento, las bandas, que son aparatos de metal, trombón, trompetas, tuba, clarinetes, saxofones, no tanto las cuerdas. Llegué a la Universidad sin saber piano ni solfeo; mi familia sabe y toca música, pero carece de una instrucción formal”, apuntó.
Siempre hubo algo soliloquial que delató el oficio de compositor en Eduardo. Quizá una duplicidad en su identidad, un ángel. Aunque es ejecutante de piano y guitarra, la composición es su proyección.
“No sé en qué momento, pero sí recuerdo que de pequeño escuchaba música en mi cabeza que podía generar y manipular. Quizá eran melodías que traía en la memoria, de las bandas de mi pueblo, y culturalmente me identificaba con ellas; pero también pudieron ser simples ruidos, un espectro sonoro escondido por ahí. En la escuela supe que debía direccionar los ruidos, y que hay métodos para sacar esa música y escribirla.”
Certamen
Integrado por los compositores Arturo Márquez, Javier Álvarez, Gerardo Tamez y Leonardo Coral, el jurado galardonó las piezas El malcomido, de Eduardo Ángel Aguilar Vásquez; Son de mar, de Edgar Adán Ramírez Mota, y el concierto para arpa Ángel mestizo, de Juan Pablo Contreras Palomar.
Con este certamen, en cuya primera edición participaron 41 piezas, se busca reconocer la trayectoria artística del sonorense Arturo Márquez, “uno de los compositores mexicanos con mayor solidez y proyección nacional e internacional, cuya obra valora y enaltece las formas y estilos musicales tradicionales y populares”.
Además, apoyar a jóvenes autores (menores de 40 años) de música mexicana de concierto e incentivar la conjunción que históricamente ha existido entre ésta, la popular y la tradicional.
Los trabajos ganadores fueron estrenados, en una ceremonia de premiación, por la Orquesta del Festival Artístico de Otoño.