Ofrecieron 24 conciertos musicales con más de 13 mil asistentes en el FMO
MORELIA, Mich., 20 de febrero de 2016.- El cielo estaba despejado, el clima apenas fresco, y en lo alto resplandecía una luna creciente. Los alrededores de la Plaza de Toros Monumental de Morelia ya mostraban algo de tráfico; policías apostados en las esquinas controlaban el tráfico, los “franeleros” aparecían por todos lados ofreciendo espacios. Toda la parafernalia por una razón: Gloria Trevi visitaba Morelia.
Por fuera de la Monumental, en las puertas, las personas hacían fila para entrar. La unidad móvil de una estación de radio amenizaba la previa. Entre tanta gente se distinguían las Glorias; travestis que lucían atuendos muy al estilo de la regiomontana. Gloria Trevi ha sido tomada como una figura importante en la comunidad lésbico-gay, esta noche no iba a ser la excepción.
El concierto se retrasó por una hora, dio la impresión de que los organizadores no estaban conformes con la cantidad de personas que mostraba la Monumental, que en apariencia no debían rebasar los mil 500, por lo que probablemente retrasaban el inicio para esperar que llegaran más admiradores de la cantante.
Cuando ya era insostenible esperar más, se apagaron todas las luces, la luna creciente brilló más fuerte, y salieron los músicos de la cantante para interpretar un sencillo popurrí instrumental, que fue el preludio para la aparición de la regiomontana, quien se despachó con un tema de autoría del carioca Roberto Carlos, “cama y mesa”.
Con sombrero y vestida de negro, llevando un traje masculinizado, con brillos en las mangas y la solapa, la cantante se presentó ante su audiencia, que la ovacionó emotivamente. “Soy un hombre” dijo. “Soy el cabrón que da la cara por ti pero también soy quien te ha de seducir” gritó Gloria al público de la Monumental.
El escenario multicolor ayudaba a generar un espectáculo activo y refrescante. Siguieron desfilando los éxitos que la gente coreaba a todo pulmón. Las sillas que fueron colocadas en la zona diamante, fueron olvidadas después de un rato, porque la gente ya andaba disfrutando el espectáculo de pie.
Al final se pudo ver a la gente satisfecha y divertida. Poco a poco los admiradores de la Trevi fueron desalojando el inmueble taurino, hasta que quedó casi desierto.