PLAYA DEL CARMEN, QR., 31 de octubre de 2014.- A los artesanos michoacanos que vinieron al parque  Xcaret a exponer sus trabajos les está yendo mal; no han vendido nada, a excepción de Antonio Gaona González, pero él, cada vez que viene por estos rumbos, vende todos los molcajetes que trae.

Algunos están al borde la histeria, sobre todo los alfareros porque su mercancía de frágil y no saben que van a hacer con sus piezas ya que ni la posibilidad de regresar con su cargamento tienen.

El camión especial que les puso la Casa de las Artesanías para el traslado de sus piezas ya se regresó a Morelia porque el optimismo hizo pensar a artesanos y autoridades que venderían todo, que iban a regresar a Michoacán con las bolsas llenas de dinero.

Y no es que no guste el folclor puré, mazahua o náhuatl,  lo que sucede es que se les hace caro a los turistas, según Claudia Nava Ramírez quien viene desde San Felipe de los Herreros. Ella vende deshilados bordados y su trabajo es tan exquisito que ganó el primer lugar del concurso allá en su pueblo.

Sus piezas parecen caras, pero no lo son si se valora su trabajo; el blusón con el ganó el primer lugar le llevó un año de trabajo porque el deshilado y bordado es el más fino que se puede hacer a mano. Su precio es de 10 mil pesos.

Rosalinda Castro, de Tarecuato, tampoco ha vendido nada en dos días de exhibición, pese a que sus blusas bordas cuestan, en promedio tres mil 500 pesos. En la misma situación está Galdino Tello Jerónimo, quien vende sombreros de doble trenza, que solo hacen en Tzirio.

Al segundo día del noveno Festival de Tradiciones de Vida y Muerte ya desesperan. La mañana de este viernes se fueron a la ciudad y recorrieron la Quinta Avenida ofreciendo a los comerciantes establecidos sus productos, pero como no se les ocurrió llevar muestras, quedaron de venir al parque y no llegaron.

A los michoacanos les está yendo mal en ventas, pero les queda el consuelo de que sus trabajos son admirados por los turistas porque a los yucatecos ni las ánimas en pena los visitan, como dijo el maestro Esteban Abán, quien elabora joyas a base de espinas de henequén.

“Ya caímos en depresión” lamenta un grupo de mujeres que lo acompaña e intentan impedir que muestre a la reportera las fotografías de personalidades que han visitado su taller ubicado en Izamal y que me cuente que está en el libro de Los Grandes Maestros de Banamex, en el de Viva América e innumerables revistas.

Toda una celebridad, que junto con otros artesanos de Yucatán y de Nayarit fueron colocados en el pasillo menos transitado del parque y que a pesar de ello no pierden el sentido del humor y agradecen la plática con la reportera.