Se presentarán 39 jóvenes músicos de América en Sinfonietta 2024 del FMM
MORELIA., Mich, 24 de septiembre de 2014.- El compositor y especialista en música sacra, Ignacio Martínez Madrigal, denunció la suplantación que sufren los músicos de iglesia debido a que los párrocos y la gente que encabezan los templos, han hecho a un lado este oficio y toda la tradición que la música sacra conlleva.
Ante ello, el compositor escribió un documento que difundió en diversas redacciones:
“El músico de Iglesia y la Pastoral
Entendamos por “músico de Iglesia” a la persona que con una preparación musical profesional y litúrgica ejerce las labores de organista, cantor, director o miembro de un coro para todas las actividades religiosas donde se requiera música apropiada para tal ocasión. Este o estos músicos han de percibir un sueldo o remuneración adecuados por sus trabajos profesionales y por derecho humano sencillamente. Entendemos por “Pastoral” a las actividades realizadas por cualquier persona dentro de la Iglesia Católica y que tengan que ver con la doctrina y la fe; en pocas palabras todo se refiere al servicio para la Iglesia, y esto redunda en no obtener beneficio económico ni material por tales servicios.
Desgraciadamente la “Pastoral” es de forma unidireccional, es decir, una persona no puede o no debe cobrar por un servicio prestado a la Iglesia y ésta a su vez sí cobra los servicios proporcionados a una comunidad. A través de los siglos se ha inculcado al pueblo a contribuir económica y materialmente a la Iglesia únicamente a cambio de un beneficio espiritual en la “vida eterna”. Los grupos pastorales pocas veces generan un bien espiritual, pero lo más importante es que casi nunca generan gastos económicos a la iglesia y esto se ha aprovechado para reducir, minimizar o desaparecer el costo por música o por arte.
Un maestro de coro o un organista profesionales siempre van a costar más que un grupo de jóvenes con guitarras, bajo, panderos y claves que al mismo tiempo no saben cómo manejar adecuadamente ni tienen una conciencia estética o teórica de la música. Estos jóvenes no son culpables de tales carencias, es el sacerdote a cargo quien resuelve solo de manera pastoral olvidando así los principios fundamentales del arte mandados por la propia Iglesia. Sin duda, laacción pastoral lleva consigo una buena intensión, la de ayudar, pero como casi todo en estos ámbitos, termina desviándose, generalmente, a favor de unos cuantos y no de los verdaderos necesitados.
En los últimos años la creatividad en expresiones artísticas también a decaído gracias a que se quiere facilitar el entendimiento, y no la verdadera comprensión de la fe, a base de un adoctrinamiento dogmático ilustrado con imágenes poco o nulamente artísticas y, por supuesto, por música de nula calidad o por agrupaciones, estilos y géneros que nada tienen que ver con la verdadera espiritualidad; por ejemplo, el uso de mariachis y bandas dentro de los templos dándoles, incluso, participación importante en los actos litúrgicos.
Aquí se ofrece al lector de este texto algunos ejemplos que podrá ver vía internet:
https://www.youtube.com/watch?v=VYl5hw44jf4
https://www.youtube.com/watch?v=OnnCLsZEA88
https://www.youtube.com/watch?v=FfgM9m9Iqmw
Es entonces que la “Pastoral” y la falta de sensibilidad han acabado con la cultura, el arte y el verdadero intelecto dentro de la Iglesia católica. Sin duda que hay sacerdotes con cierta formación, incluso jóvenes con ideas claras al respecto del quehacer musical litúrgico actual pero por la “jerarquía” no les es posible ordenar la situación, la cual, viene como lastre desde hace más de treinta años y desgraciadamente no hay solución visible, pues no es posible cambiar siglos de mentalidades añejadas y fincadas en pensamientos obsoletos y arcaicos, enmarcados, valga la redundancia, en una triste y trasnochada “jerarquía”. Se hacen urgentes los cambios radicales dentro de la Iglesia católica así como la misma Iglesia exige cambios dentro de la política, los gobiernos y en la sociedad misma.
La educación cultural y musical actual de los seminaristas no es suficiente y se deben de modificar los valores académicos y dar a las artes el mismo peso que a las demás materias “importantes”. Un sacerdote tiene la obligación moral de velar por los bienes materiales, tanto de la Iglesia como del entorno comunitario y muchas veces no es así, pues prefieren dejar morir un órgano tubular o despedir al organista, que sacrificar la banda o el mariachi para la fiesta patronal. En México hay una gran cantidad de instrumentos históricos en iglesias antiguas los cuales no son restaurados porque requieren de un gran presupuesto el cual no están dispuestos a invertir, pues eso supondría un mantenimiento constante, el cual hay que pagar además de la contratación de un músico profesional que se haga cargo dignamente, alcual también hay que pagarle un sueldo.
En lugar de estas acciones es más fácil juntar un grupo de jóvenes, con fines pastorales, pedirles que lleven algunas guitarras y que toquen y canten como puedan o como el Sr. Cura les enseñe, “al cabo que Dios acepta lo que le den”, aunque sea música totalmente alejada de lo que debe ser, cosa que el mismo Sr. Cura no sabe y si lo sabe se justifica basándose en su autoridad y en una falsa “diversidad musical”, esto último fundamentado en que “a la gente no le gusta ni el latín ni esa música aburrida con el órgano”, claro, si no hay educación en los seminarios menos podemos esperar que se eduque culturalmente en las iglesias.
Actualmente el músico de Iglesia no cuenta con el debido respaldo laboral a diferencia del trabajador(a) que ejerce como “sacristán” o como secretaria en una oficina parroquial. El organista hoy en día no cuenta con ninguna clase de prestaciones mínimas: días de asueto, vacaciones, salario fijo, seguro social, vivienda, etc., tampoco con un contrato en regla, en el mejor de los casos, y esto, muy rara vez, se le disfraza el contrato con un “ACUERDO DE PASTORAL” donde se le dicen las obligaciones y donde se renuncia a los “DERCHOS LABORALES”, todo esto a cambio de una remuneración económica por servicio, por decir lo menos, miserable. Por supuesto, el retiro o el finiquito por años de servicio ni se considera por parte de los patrones (Sr. Cura o encargado de la Rectoría, de la Capillas, etc.).
Como ejemplo tenemos el caso lamentable de un organista y cantor en la ciudad de Morelia, que ocupo dicho puesto en un conocido Santuario durante más de cincuenta años. Por problemas de salud y de su avanzada edad se vio obligado a retirarse y las autoridades de la orden religiosa a cargo en dicho templo y los encargados en ese momento no le dieron absolutamente ningún reconocimiento ni moral ni mucho menos económico.
Para concluir,(Solamente resta decir que) si por parte de los clérigos y susautoridades realmente hubiera un modelo de vida a seguir, si realmente se predicará con el ejemplo, (si el costoso estilo de vida que llevan no generara más gastos a la comunidad de los que pretenden ahorrar al descuidar recursos humanos o materiales que por su valor histórico son patrimonio de la humanidad ), si únicamente se fuera congruente entre lo que se dice en una homilía y lo que hace fuera de la misa, no tendríamos que padecer todos estos problemas pues las personas se acercarían a la Iglesia sin tener necesidad de convencerlos por medios ocurrentes y que nada tienen que ver, una vez más dicho, con el verdadero espíritu.