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MORELIA, Mich., 3 de abril de 2016.- Parece tener aun la estantería antigua de hace 148 años; muebles rústicos de madera donde se exhiben los medicamentos, y donde son colocados para almacenarlos. Es la Farmacia Mier, fundada en 1868.
Menjurjes, cremas, remedios, fórmulas ingeribles, aceites, sales, y diferentes productos que no se encuentran en farmacias regulares, son la especialidad de este establecimiento.
Se encuentra en una casona del Centro Histórico de Morelia. En la parte superior de los viejos mostradores que sostienen un enorme cristal que sirve de separador, se encuentran unas fotografías antiguas de la farmacia; estanterías, documentos, las antiguas instalaciones y su fundador: Atanasio Mier.
Una señora pide un cuarto de litro de líquido posparto, un señor pregunta por frascos con goteros, “me da dos del chico” pide al dependiente que se encuentra tras el cristal que separa a empleados de clientes. Una señora y su hijo esperan a que les entreguen un medicamento elaborado ahí mismo.
Ana Cristina Bustillo Mier, responsable de la farmacia, lleva el apellido de Atanasio, “el fundador de la farmacia, fue bisabuelo de mi mamá”, dice.
La primera farmacia Mier estuvo situada sobre la cerrada de San Agustín, explica Ana Cristina, “de hecho el mobiliario que se exhibe en el Museo del Estado es el original de la farmacia, no es que haya sido donado, se compró”.
Los muebles de la actual farmacia están viejos pero por el uso, son réplicas de los originales, dice la responsable a Quadratín.
Ana Cristina cuenta que durante el sexenio calderonista fueron invitados a una premiación, donde se les iba a reconocer la trayectoria a las empresas en el Centenario y Bicentenario de México, “nos dieron un reconocimiento, que no nos esperábamos”, señaló con cierta emoción.
Aquí las formulas vuejitas, las de botica, las raras, son muy socorridas. También recetas muy específicas que requiere un dermatólogo, la farmacia Mier ya se ha especializado sobre todo en soluciones dermatólogicas, indica Ana Cristina.
Los hombres se llevan espumas para afeitar, lociones, jabones, desodorantes y antiarrugas, en el caso de las mujeres lo que más consumen son cremas para arrugas e hidratación de la piel, explica Rocío, dependienta del área cosmetológica.
“Después de que el bisabuelo de mi mamá la fundó, se la dejó a sus hijos que no supieron mantenerla. La vendieron a otra familia que la trabajó por muchos años, hasta que nos avisaron que la estaban vendiendo, entonces mi mamá, que es descendiente del fundador, quiso tenerla y la compraron, de eso hace más de cuarenta años” dice Ana Cristina, mientras se prepara para atender a mas clientes que llegan pidiendo extrañas sustancias, como si fueran pociones mágicas.