MORELIA, Mich., 16 de junio de 2017.- Con sus estudios de Teología y en la práctica docente, don Miguel Hidalgo y Costilla buscó “descolonizar” el pensamiento de sus jóvenes estudiantes a través de la enseñanza de la ciencia aplicada, con una finalidad de beneficio social, nueva visión que vino a ser un antecedente trascendental para la Independencia de México, ya que fue la motivación interna del Padre de la Patria para convocar al pueblo a defender su libertad, afirmó la investigadora en Filosofía de la época colonial en México, Virginia Aspe Armella.

De acuerdo a un comunicado Para concluir el ciclo de conferencias organizado por la comunidad de Filosofía de la Casa de Hidalgo titulado: “Pensadores y Humanistas de la Universidad Michoacana”, este viernes la filósofa Virgina Aspe Armella, catedrática de la Universidad Panamericana y la Universidad Nacional Autónoma de México, dictó una conferencia magistral en torno al pensamiento teológico del Padre de la Patria.

Presentada a alumnos y maestros en el auditorio “María Zambrano” de la Facultad, su director, Carlos Alberto Bustamante Penilla, afirmó que la doctora adsrita al Sistema Nacional de Investigadores nivel 2 (SNI-2), ha dedicado su vida académica al estudio de la filosofía en la época colonial mexicana, por lo que en un estudio específico sobre Miguel Hidalgo como teólogo y filósofo que compartió con los presentes en su conferencia encaminada a demostrar que no fueron únicamente la Revolución Francesa y la guerra de independencia de los Estados Unidos las motivaciones de este prócer nicolaita las únicas influencias para invitar al pueblo a buscar su libertad.

Con una visión más objetiva y ajena tanto al catolicismo extremo como a los prejuicios anti-religiosos que prevalecieron en el pasado -inició Virginia Aspe- puede analizarse al Padre de la Patria como un libertador que tomó de su formación académica y religiosa las bases del pensamiento para vislumbrar una nueva nación, multicultural y libre, con un gobierno propio en el que cupieran las diferentes castas existentes en su tiempo, en condiciones de paz y dignidad.

En base, primordialmente, a la disertación de oposición que presentó Miguel Hidalgo para ganar la cátedra como profesor de Teología en el Colegio de San Nicolás, Virginia Aspe menciona que ya en ella, se dejaba ver el interés del joven profesor por enseñar Teología a los alumnos más allá de la reflexión, sino de una forma que el pensamiento se llevara a la acción “porque de nada sirve al cristiano conocer a Dios y saber de Dios si no lo comunica y practica aquello en lo que cree”, afirmaba Miguel Hidalgo en dicho documento que data del año de 1784.

Los estudios de Teología de Miguel Hidalgo, fueron dirigidos por la orden de los jesuitas -explicó la investigadora- de forma tal, que por sus ideas novedosas en su tiempo sobre la religión, la Teología y Filosofía, los equilibrios de poder del Papa y del rey de España frente al derecho a la individualidad, la libertad de pensamiento, fueron moldeando en Hidalgo el pensamiento de que la Nueva España debiera ser un país en el que cupieran los pueblos originarios, los criollos y mestizos en condiciones de paz, de acuerdo a sus usos y costumbres, unidos en el cristianismo.

No fue casual que la noche del grito de independencia Hidalgo tocara una campana, blandiera el estandarte de la Virgen de Guadalupe y gritara al mismo tiempo: ¡Viva Fernando VII! -explicó- ya que sabedor de que en la enseñanza debieran de darse ejemplos claros, entendibles para el pueblo,con imágenes y símbolos que supieran remover sus emociones, aprovechó dichos elementos.

La investigadora concluye que en su última carta, antes de ser fusilado, Miguel Hidalgo deja claramente establecidas sus motivaciones, que no eran las que tradicionalmente se enseñan en los libros de Historia, en el documento prevalece un pensamiento teológico al afirmar que nunca se apartó de la fe católica, nunca dudó del dogma y “todavía daría mi vida por defenderlo así como tampoco tengo fiiliación alguna con las verdades de Lutero; mi único deseo es la búsqueda de la felicidad de mi pueblo, por lo que tomé las armas contra los españoles para ayudar a esta nación que tanto tiempo ha estado aletargada y ahora despierta para lograr su libertad y defenderla a toda costa”.

“Aunque el pueblo se valió de todos los medios para lograr su libertad, inicuos y torpes, con tal de que lo condujeran a sostener su defensa contra el despotismo y la opresión de quienes su único interés es ganar el poder y el dinero -prosigue la lectura Virgina Aspe- buscamos establecer un gobierno que se componga por todas las ciudades del reino y mantenga la religión y leyes benéficas que gobiernen con dulzura a mis hermanos, que se destierre la pobreza para animar a la individualidad y el uso libre de la riqueza que Dios derramó en este continente”.

Virginia Aspe Armella es licenciada en Filosofía por la Universidad Panamericana, México, doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra, España, además de profesora de licenciatura y posgrado en la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana; en la Universidad Pontificia de México, en los postgrados en Filosofía de la Universidad Anáhuac del Sur.

Es coordinadora del Seminario de Filosofía Novohispana, en Posgrados en Filosofía de la Universidad Panamericana; integrante de la Academia Mexicana de Doctores en Ciencias Humanas y Sociales, de la Asociación Filosófica Mexicana, y del Consejo superior de la Universidad Panamericana, ha publicado 15 libros y aproximadamente 70 artículos y capítulos de libros, sobre la filosofía mexicana como línea de investigación.