MORELIA, Mich., 2 de agosto de 2015.- Entre 500 y dos mil pesos es el gasto que implica el regreso a clases para las familias de la capital michoacana.
Lo antes planteado fue sustentado en base a un censo realizado por la agencia Quadratín ante la reincorporación de aproximadamente un millón 200 mil alumnos de escuelas públicas y privadas en Michoacán.
Además de encontrar coincidencias en la nada módica factura que reciben los jefes de familia en cada inicio de ciclo, todos los ciudadanos abordados empataron de igual manera en el argumento de que por la crisis financiera que padece el estado y, por ende, la constante problemática de desempleo, cada vez es más complicado que los infantes y jóvenes estudiantes puedan dar continuidad a su preparación académica.
La señora Julia Villalobos por ejemplo, manifestó que pese a ya no hacerse cargo de los gastos escolares de sus hijos, resaltó que hace diez años la cantidad que los padres destinaban a ello era de aproximadamente 100 pesos por vástago, cuando actualmente esta cantidad no cubre ni siquiera el pago de los útiles escolares más básicos.
Otro de los entrevistados, explicó que tan sólo de uniformes y calzado, el gasto que regularmente ejerce es de 500 pesos; mientras que en la compra de útiles escolares el precisó que el gasto se eleva hasta los mil 500 pesos.
Luis Ferreira, uno de los globeros que opera en el Centro Histórico de Morelia en el ambulantaje, resaltó que ante los módicos ingresos con los que cuenta le es muy complicado poder sustentar la educación de sus hijos, sin embargo, subrayó que ha hecho el esfuerzo por apoyarlos hasta donde las circunstancias de la vida le han permitido.
Durante la entrevista mencionó que actualmente cuenta con una hija cursando la secundaria, a quien en cada ciclo escolar destina por lo menos mil pesos de sus ingresos.
“La verdad es muy complicado porque con esfuerzos muchas veces sacamos la ‘papa’ y estos gastos representan un duro golpe, pero como jefe de familia estas consiente de que se tienen que hacer”.
Agregó que pese a los apoyos gubernamentales que reciben los estudiantes inscritos en escuelas públicas, los respaldos en muchas ocasiones no llegan a todas las instituciones académicas.
“A veces los uniformes y útiles no llegan a todos y pues eso es aún más difícil”, lamentó.
Además, puntualizó que “la educación gratuita no es siempre como se abandera”, al señalar que tan sólo de inscripción desembolsa 300 pesos como mínimo.
Al topar con Beatriz y Jessica en el censo, ambas precisaron que en su afán de ahorrar lo más posible de sus ingresos económicos, buscan adquirir las herramientas escolares en papelerías pequeñas, pues consideraron que si bien los costos en algunas tiendas departamentales son más accesibles, la calidad de los útiles no es la adecuada en muchas ocasiones.
Todos y cada uno de los entrevistados reconocieron las dificultades a las que se enfrentan en cada regreso a clases, por lo que llamaron de manera emergente a que el gobierno estatal demuestre mayor preocupación en las carencias que muchos michoacanos padecen para impulsar a sus hijos a culminar sus estudios.
Crisis en librerías de la capital michoacana
Pese a la temporada de renovación de ciclo escolar, la situación económica de las principales librerías de Morelia cada vez es más precaria.
Luis María Silva, gerente de la Liberia Madero ubicada en el Centro Histórico de Morelia indicó que las ganancias que se generan en este establecimiento han tenido una disminución de hasta un 30 por ciento en los últimos cinco años.
Argumentó que esta problemática radica en que las editoriales han optado por adquirir convenios con las instituciones de manera directa, por lo que los útiles escolares llegan a los estudiantes a través de las escuelas.
Ante ello, lamentó que esta circunstancia ha alterado sus ganancias de manera negativa, pues cada vez son más las escuelas que se apegan a este esquema.
“Las editoriales nada más se acuerdan de uno en tiempos difíciles, cuando no… no significamos nada los libreros”, lamentó.
Aunado a ello, evidentemente el crecimiento desmedido de las cadenas trasnacionales representan una amenaza para toda librería y papelería, por lo que como síntoma, muchos de estos establecimientos han optado por cerrar sus puertas y ampliar sus horizontes hacia otras direcciones comerciales.