Realizan festival de la canción en el VibrArt Arts y Culture Festival
MÉXICO, DF., 5 de diciembre de 2015.- Bajo el blanco que armoniza con su saco azul oscuro y el cabello apresado en la cofia que la acredita como enfermera, Guisety López Cantera refleja confianza; es el insumo principal de su vocación ante el cuidado de la vida, el valor imprescriptible en el que académicamente fundamentó su trabajo recepcional: “La experiencia de autorizar la donación de órganos en un familiar con muerte encefálica”, que le dio el grado de licenciada.
Según publica la UNAM, la alumna otomí de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO), originaria del Valle del Mezquital, Hidalgo, Guisety es la primera integrante de su familia en lograr un título por la UNAM, gracias al apoyo del Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC).
“Aquí, en la ENEO, somos muchas personas las que venimos de fuera, creo que hay un alto índice de alumnos de enfermería con beca; en particular, el cuidado está muy relacionado con lo cultural, lo aprendemos desde nuestras raíces y de ahí viene toda esa actitud como personal de enfermería, que nos complementa y nos hace más fuertes”, expresó.
Sensibilizar a la población
La motivación principal en el abordaje de un problema de salud pública como la donación de órganos, la encontró en la baja cultura de cesión de vida que se da en el país. Según cifras citadas en su investigación, en México hay unas 20 mil 150 personas en espera de un órgano y casi cinco mil 450 de pacientes trasplantados.
“La situación se vuelve aún más compleja al tratarse de alguien con muerte encefálica, pues la donación de órganos depende en su totalidad de la autorización de sus familiares, y la decisión transita por un cúmulo de factores socioculturales, incluso al cuestionarse si el paciente está vivo o muerto”, explicó López Cantera.
Por ello, su propuesta consiste en emprender un proceso para sensibilizar a la población. “Es importante que las enfermeras y enfermeros formemos parte de los comités de donación en los nosocomios, que la información sea clara y precisa y terminar con la incapacidad de convertir potenciales donantes en donantes reales”.
Su tesis fue elaborada durante su pasantía en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez, donde analizó 114 expedientes de individuos con muerte encefálica; en 68 por ciento de los casos no hubo voluntad para donar los órganos. En cuanto a donadores, 24 por ciento de los órganos cedidos fueron córneas y riñones, y las mujeres las más proveedoras.
Tuvo como jurados en el examen profesional a Virginia Reyes Audiffred, Norberta López Olguín y Teresa Sánchez Estrada, su asesora.