Luchan tienditas por sobrevivir frente a grandes cadenas

MORELIA, Mich., 7 de mayo de 2025.-Don Carlos es un hombre maduro, debe andar pasando los 60 años.
Es de figura espigada y cabello cano.
Su voz refleja quietud, calma.
Es atento.
Accede a la entrevista en su tiendita, en una de las esquinas del fraccionamiento Fovissste Río.
Un acrílico separa ambos rostros y permite el paso del micrófono debajo de él para que responda.
Narra que en sus años mozos fue agente de viajes y dejó ese trabajo.
De eso ya pasaron 35 años.
Desde ahí, diariamente se encierra en un espacio de 2 por 3, donde está su negocio.
Son de esas tienditas que venden lo básico, muy precarias por la crisis económica.
Don Carlos comenta que inicia desde las 8 de la mañana y baja cortina a las 10 de la noche
Ya no es como antes, que desde las 6 am, se abría el changarro.
Dice que ofrece lo más indispensable: leche, pan, algo de abarrotes, sabritas, refresco y cerveza.
Al fondo se ven algunas botellas de vino, que a juzgar por el polvo, tienen meses sin moverse.
Él lo confirma. El alcohol casi no se vende.
El tendero se ve optimista. Reconoce que cadenas como el Oxxo, sí le pegan, pero aún así, sobrevive.
Sus principales clientes son los vecinos, a los que conoce de toda la vida.
A algunos les fía, a otros no. Pero dice que nunca deja a nadie abajo.
Se ve que es un hombre organizado, no compra más de lo que puede vender.
Avanza como se puede.
Habla de una caída en las ventas, lo atribuye a que los paisanos no envían remesas igual que antes por el tema de Trump, allá, en Estados Unidos.
Si antes venían y le compraban 200 pesos, ahora son solo 100, lamenta.
Aunque la zona se ve tranquila, don Carlos aseguró que fue víctima de los ladrones mañaneros, esos que caen a las 6 o 7 de la mañana, por eso la decisión de abrir más tarde.
Recordó que en una ocasión le cayó un mañoso para el cobro de piso, pero vio tan mal el negocio que quiso alivianarlo con unos dólares. Don Carlos se los rechazó amable e inteligentemente.
Don Carlos se dice a gusto con su tiendita.
Ahí va a morir, adelanta.