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MORELIA, Mich., 31 de diciembre de 2011.- De acuerdo con investigadores del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental y del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la última década en Michoacán, la superficie cultivada del aguacate aumentó de unas 94 mil a poco más de 112 mil hectáreas y su producción de 907 mil 439 a un millón 162 mil 429 toneladas.Esta información se desprende del proyecto denominado Evaluación del impacto ecológico del cultivo de aguacate a nivel regional y de parcela en el estado de Michoacán, realizado por académicos de este Centro.Y es que cabe destacar que el aguacate michoacano contribuye con 36.5 por ciento de la producción mundial y el 22 por ciento del total mundial exportado. Esta actividad genera ingresos y puestos de trabajo en varias zonas del estado. La sustentabilidad de su desarrollo es una cuestión clave en el futuro de Michoacán.Según los resultados del proyecto, mismo que financiado por Fundación Produce (en su primera etapa) y por la COFUPRO (en su segunda etapa), sugieren que dos factores clave se relacionan directamente con el impacto ambiental a nivel huerta: el manejo de la cobertura vegetal bajo el arbolado, y el régimen (cantidad y calidad) de aplicación y utilización de insumos.Como parte del proyecto, investigadores, técnicos y alumnos de los dos centros de investigación trabajaron en tres componentes: a) el estudio de los procesos de impacto a nivel parcela, b) la formulación de una tipología que busca caracterizar a los productores y sus predios, y c) la actualización del inventario de zonas bajo aguacate.Para lograr los objetivos, se realizaron mediciones directas de propiedades físicas, químicas y biológicas, erosión de suelos, cobertura vegetal, biodiversidad de plantas y polinizadores y contaminación en agua superficial (nitratos, fosfatos y pesticidas en los drenajes salientes de la parcela en cuestión). Además se analizaron las imágenes aéreas de la zona para estimar el cambio de uso de suelo entre 1974 y 2007 por introducción de aguacate.El diagnóstico mostró que el impacto ecológico de las huertas no se relaciona tanto con su edad, tipo de manejo convencional/orgánico o su ubicación, sino con su manejo específico. El impacto ecológico a nivel huertas se concentró en erosión, baja calidad del suelo por exceso de fertilización, pérdida de riqueza de plantas, pérdida de riqueza de organismos polinizadores, y baja eficiencia energética, sobretodo en fertilización y control de plagas.Dentro de los resultados del inventario de la superficie del cultivo se encontró que en 1974 se producía aguacate en 13 mil 045 hectáreas mientras que en el 2007 se trató de casi 113 mil; de mantenerse esta tendencia, se estima que en 2011 el área bajo aguacate es de alrededor de 130 mil hectáreas, lo que significaría un aumento de 10 veces el área del cultivo desde los 70.A partir del año 2007, se presentan posibilidades de expansión de huertas aguacateras en Cotija, Zitácuaro y Maravatío, mientras que en los primeros años sólo se ubicaban en Peribán, Uruapan y Tacámbaro.De estas nuevas huertas, sólo 33 mil 116 hectáreas se plantaron en zonas de cubierta forestal, las restantes en zonas de matorral – pastizal y en zonas de cultivo de temporal. El impacto forestal negativo más fuerte se da en los municipios de Ziracuaretiro, Salvador Escalante, Ario de Rosales, Tacámbaro, Uruapan, Tancítaro y Nuevo Parangaricutiro.Para evaluar el impacto potencial de acuerdo con una tipología de productores de aguacate se realizaron 340 encuestas en campo. Así se caracterizaron las prácticas de manejo del huerto, el consumo potencial del agua, pérdida potencial de suelo, uso de energía, efectos potenciales sobre la biodiversidad y la contaminación potencial por agroquímicos.De acuerdo con esta muestra el 63 por ciento de los productores generan un bajo impacto en el consumo del agua y un 44 por ciento bajo impacto en la pérdida potencial de suelo; sin embargo el efecto potencial sobre la pérdida de biodiversidad y la contaminación potencial por agroquímicos resultaron muy altos.Hay que decir que el proyecto comentado ha entrado en su segunda fase, lo cual permitirá precisar las áreas bajo cultivo al 2012 y el impacto de la actividad usando los indicadores detectados en la primera fase.