Mente sana en cuerpo sano… con finanzas sanas
HUANIQUEO, Mich., 7 de junio de 2013.- El cultivo de la menospreciada lenteja en la Ciénega de Zacapu está a la buena de Dios y del gobierno, lo mismo que las tres mil familias que se aferran a esa labor ante la única opción que les queda: la migración total a Estados Unidos ya que todavía combinan la agricultura y los viajes al norte.
Durante el último ciclo Dios no los trató bien, a principios de marzo les mandó una helada que duró tres días, y los campos se quemaron por las temperaturas de menos dos grados centígrados. Los que menos perdieron fue el 70 por ciento de la producción, otros hasta el 90 por ciento y nadie la tenía asegurada.
El gobierno tampoco les está dando buen trato, pues si bien entró al rescate y declaró la zona siniestrada, ahora que llegó el momento de repartir los recursos del Fondo Nacional de Desastres, mil 200 pesos por hectárea, únicamente reconoce un tercio de las pérdidas.
“A quienes tenían sembradas 30 hectáreas, les reconoce nueve, a los que tenían tres solo una. La gente está inconforme porque vinieron a revisar parcela por parcela y se entregó la documentación completa “, señaló Adolfo Zavala Barrera, uno de los productores afectados.
Además, la situación financiera de la administración pública estatal, que le impide pagar los adeudos que tiene con diversos proveedores, también afecta a los lentejeros porque a la empresa que surte las despensas que distribuyen la Secretaría de Política Social (Sepsol) y el Sistema Integral para el Desarrollo de la Familia (DIF) no le han liquidado las provisiones del año pasado.
La cadena de adeudos es larga: el gobierno del estado le debe a la empresa alrededor de 60 millones de pesos, ésta le debe a la Asociación de Productores de Lenteja cinco millones que, a su vez, los debe a los productores, informó el presidente de la Asociación de Productores de Lenteja, Rafael Díaz García.
“Esos cinco millones no son de nosotros, son de la gente que ya anda nerviosa y yo también. Antes nos colgábamos, cuando mucho, 45 días para el pago y ahora ya llevamos desde noviembre que no se le paga a nadie. Soriana También nos debe pero es mejor pagadora que el gobierno del estado”.
“El pueblo está jodido. Son 3 mil familias de los municipios de Huaniqueo, Coeneo, Villa Jiménez, Morelia y Erongarícuaro que siguen tercas en el cultivo de la lenteja, porque no hay otra fuente de empleo”, indicó Humberto Zavala Valencia, uno de los 76 productores fundadores de la Asociación.
Los pobladores de la Ciénega se aferran ese cultivo porque su comercialización está garantizada, gracias a que la Asociación logró que se estableciera una cláusula en las licitaciones públicas del gobierno del estado que obliga al ganador a adquirir los productos de las canastas básicas a los michoacanos.
Fue un gran logro porque no podríamos competir con la lenteja canadiense que, en frontera, la ponen a 700 dólares la tonelada, mientras que en la Ciénega de Zacapu el costo de producción es de 10 mil pesos, indicó Díaz García.
“Vender afuera es todo un show, Soriana Aurrera o Walmart sólo cobran y pagan, el productor debe tener, al menos, un empleado que coloque el producto en los estantes. Si hacen ofertas hay que entrarle, si no se vende hay que llevársela y en esas tiendas la principal competencia es Valle Verde que le compra a los acaparadores o mete lenteja canadiense y pueden dar más barato”.
Sin embargo, la crisis financiera de la administración pública les genera incertidumbre porque este año la Sepsol no ha reactivado el Programa de Adultos Mayores y el DIF no iniciado el proceso de licitación. La situación financiera del gobierno del estado, indirectamente está reactivando el intermediarismo, práctica que casi había sido erradicada en el caso de la lenteja, alertó el diputado por el distrito de Zacapu, Armando Hurtado Arévalo.
Aunque la Asociación paga a 12 pesos el kilo de lenteja a los productores, estos no le entregan toda la producción, guardan una parte con la esperanza de que mejoren los precios en el mercado interno. Pero ahora la están entregando al único intermediario que queda en la zona, cuando tienen algún apuro económico porque les paga a seis pesos el kilo.
El legislador ha propiciado acercamientos entre los productores y los secretarios de Finanzas y Administración y de Desarrollo Rural, pero a la fecha lo único que han logrado son promesas de pago a la brevedad posible.
Zavala Valencia, lamenta ese hecho porque fue precisamente la necesidad de un precio justo la que motivó la organización de los productores hace ya 15 años.
“No fue nada fácil, el jaloneo político no se hizo esperar. El mismo día en que empezamos a recabar firmas de los interesados alguien le dijo al entonces presidente municipal que le estaban comiendo el mandado y no sólo nos corrió de la presidencia municipal sino que intentó hacer su propia organización aunque sin éxito”.
El proyecto original contemplaba las dos naves que ya tienen aunque todavía deben 800 mil pesos de la segunda y, en el correr de los años, obtuvieron diversos apoyos para la báscula, la cribadora, la embolsadora y hasta un camión pero les falta la segunda etapa.
La Asociación se llama Lentejas y Derivados de Huaniqueo SPR de RL y todavía es un sueño lo de los derivados para lograr un valor agregado, porque si bien han logrado la infraestructura necesaria han descuidado el cultivo y la maquinaria ya es obsoleta, indicó Zavala Valencia.
El ciclo de la lenteja es anual, lo que les permite ir y venir de Estados Unidos, donde la cosecha está por comenzar, con la limpieza de los campos que este año llevará más trabajo porque después de la helada de marzo, la planta no se levantó ya que no servía ni para forraje.
Se preparan también los bordos para contener el agua de lluvia que les permita inundar los campos para que conserven la humedad y poder sembrar la semilla,
desde finales de octubre hasta principios de diciembre, explicó el productor Zavala Barrera.
“La semilla que tenemos no es la mejor, en la Universidad Autónoma de Chapingo se encontraron mejores variedades pero la gente no hace caso, la asociación les ha ofrecido cambiarles la semilla por una mejorada pero no hay avance, no ven la agricultura como un negocio, sino como una tradición”, indicó Zavala Valencia.
Una vez sembrada la lenteja esperan a que, con el favor de Dios, se conserve la humedad en 20 centímetros de tierra para obtener buena calidad tanto en la semilla como en el forraje que es tan bueno el de la alfalfa aunque tiene menos proteína pero más azúcar.
Las cabañuelas de enero son el mejor fertilizante, por lo que prácticamente no utilizan químicos, pero a veces, “al Señor” se le pasa la mano y tanta humedad propicia el pulgón que combaten con una o dos aspersiones de insecticida, el cual se aplica sin ton ni son, señaló Zavala Valencia.
“No hay más asistencia técnica que la de los proveedores para quienes su único interés es vender. Hay norma pero no quien la aplique; Sedru, SAGARPA, Fundación Produce e INIFAP brillan por su ausencia. Queremos adquirir el plaguicida al mayoreo y asistencia técnica, pero tampoco hemos avanzado”.
Los valles de Huaniqueo, Coeneo y Villa Jiménez, son prácticamente los únicos del país donde se cultiva la lenteja pero los productores no tienen injerencia alguna en el mercado.
Internamente no “pintan” ya que apenas producen 5 mil toneladas al año, mientras que se importan 30 mil toneladas de Canadá, cuyos productores son los que fijan el precio internacional de la legumbre.