Trabajan por la trazabilidad del cultivo de guayaba
MORELIA, Mich., 12 de septiembre de 2013.- El presupuesto para 2014 y la reforma fiscal propuesta recientemente por el gobierno mexicano son neutrales para la calificación crediticia del soberano, señala la correduría estadounidense Fitch Ratings.
El impacto positivo que generaría la expansión de la base de ingresos del gobierno compensa el debilitamiento de la economía observado recientemente, así como con déficit fiscales mayores a los esperados, destaca.
En mayo de 2013 Fitch mejoró la calificación soberana de México en respuesta a las mejoras en los fundamentos macroeconómicos y los logros alcanzados en materia de reformas estructurales a inicios de la administración del Presidente Peña Nieto.
Uno de los supuestos principales que sustentó la mejora en la calificación soberana fue la expectativa de que México continuaría progresando con la implementación de reformas, las cuales mejorarán su flexibilidad fiscal y promoverán su crecimiento económico. En este sentido, la propuesta de reforma fiscal anunciada resalta el compromiso por parte del gobierno para avanzar en su agenda de reformas.
La reforma fiscal busca incrementar los ingresos federales en 1.4 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2014, progresivamente, hasta alcanzar el 2.9 del PIB en 2018. El paquete implica un aumento en la tasa de ingreso marginal para los mexicanos que tengan ingresos superiores a los 500 mil pesos; un nuevo impuesto del 10 por ciento sobre las ganancias de capital generadas en transacciones bursátiles y dividendos, así como un impuesto sobre el consumo de refrescos.
Una característica positiva de esta reforma es la eliminación de varias exenciones al impuesto a la renta y de varias excepciones que han plagado tradicionalmente el código fiscal. Las autoridades también esperan generar mayores ingresos por los impuestos aplicados a la gasolina. Además, la reforma incluye un nuevo régimen fiscal para Pemex dotándole de una mayor flexibilidad en la disponibilidad de recursos para inversiones. Las medidas contempladas que buscan reducir la alta informalidad laboral también son positivas. No obstante, el gobierno se ha abstenido de imponer un impuesto al valor agregado (IVA) al consumo de alimentos y medicinas, el cual pudo haber generado un gran impacto positivo en su recaudación.
Las principales debilidades estructurales para las finanzas públicas de México son la baja recaudación no-petrolera del gobierno federal (10 por ciento del PIB) y la alta dependencia del petróleo por parte del sector público no financiero (superiores al 33 por ciento del total de ingresos).
En este sentido, la reforma propuesta debería generar una expansión en la recaudación tributaria aunque la dependencia fiscal en los ingresos provenientes del petróleo permanecerán altos. Una base de ingresos más amplia fortalecerá la capacidad del gobierno para enfrentar las mayores presiones sobre el gasto resultado de esta reforma, como la provisión universal de pensión por vejez y el seguro de desempleo.
La creación de un Fondo de Ahorro Soberano y la implementación de una regla fiscal de balance estructural, incluyendo “topes” o límites en el gasto corriente, representan un progreso para el fortalecimiento del marco institucional. No obstante, la efectividad de estas medidas dependerán de cómo queden definidas las normas finales y de cómo éstas se implementen; así como del desempeño actual de México en materia económica y fiscal. Aún queda pendiente determinar si el paquete actual se aprobará sin cambios significativos, los cuales puedan diluir su impacto final. La efectividad de las medidas para incrementar la absorción del ingreso por parte del gobierno sólo podrá evaluarse en los próximos años y dependerán, críticamente, de su implementación. De realizarse ésta de forma efectiva se ayudará a que la expansión de la base fiscal proyectada se materialice, especialmente a la luz de los nuevos compromisos de gastos.