Evoluciona el trabajo editorial: se impulsa la perspectiva de género

MORELIA, Mich., 24 de abril de 2024.- En el conversatorio Nosotras y los libros. Edición y fomento a la lectura con perspectiva de género, realizado este miércoles en el CCC en el marco de la agenda por el Día Mundial del Libro, cuatro mujeres relacionadas con los procesos editoriales compartieron sus experiencias sobre el mundo editorial y su trabajo desde la perspectiva de género.
Durante la charla, realizada en el Centro de Interpretación de las Artes en el CCC, moderó Iris Navarro, y participaron Celeste Jaime, artista e ilustradora de libros; Natalia de la Luz, editora de servicios independientes; Mara Rahab, promotora de la lectura; y la editora Maricruz Barrera.
Algunas expresiones que se dieron durante el desarrollo de este conversatorio, giraron en torno a la poca visibilización del trabajo de la mujer en los ambientes editoriales, donde han tenido que salir adelante y cada vez se han hecho sentir a través de sus múltiples labores editoriales.
En relación a los procesos de construcción de los textos y sus cuidados desde el ser mujer, Mara Rahab destacó la idea romántica de la nueva moda como las mujeres escriben, algo que no es tal, pero si hay una escritura íntima que sí se nota, pero debe trabajarse la desigualdad, porque muchas mujeres son juzgadas y por ello hay autosensura, lo cual es triste.
Celeste Jaime destacó su labor la cual dijo, era distinta por abordar lo gráfico y la maquetación. En su experiencia aseveró que en Alternativa Taller de Producción son solo mujeres construyendo, y es un lugar donde están muy integradas y eso lo convierte en un espacio mucho más libre donde el proceso de acompañamiento es más seguro.
Natalia de la Luz externó que en la parte de la corrección de textos de índole académico, se ha tenido que enfrentar a las condiciones del lenguaje, y puso algunos ejemplos, uno de ellos donde revisó un texto sobre filósofos y filósofas, y usaban el término 'hombre' para referirse al ser humano, y en general los términos para referirse a mujeres, donde no se nombran, y deben ser nombradas.
La editora Maricruz Barrera, de Licántropo Editorial, expuso referente a las complejidades del medio editorial en Michoacán, que se siente desarraigada, y reconoció no conocer mucho sobre esto y sobre la identidad del estado al estar trabajando en muchos lados, pero sí destacó dificultades en la producción editorial centralizada en el país.
Dijo que a través de su editorial, tuvieron que buscar su camino, y tener espacios como El Traspatio, dirigido por Mara Rahab, es algo muy bueno porque es un lugar que reúne a las editoriales independientes.
Natalia expuso que ha tenido buenas y malas experiencias en el medio editorial, y ejemplificó como una experiencia negativa el área académica, donde si no se tienen títulos académicos no creen en el trabajo, y éste es reconocido hasta que lo ven y lo tienen como prueba, no obstante a nivel nacional es diferente, e incluso las recomendaciones le han traído gratas experiencias.
Celeste externó que desde su trabajo es más fácil porque es más visual y la recomendación corre de boca a boca, aunque, reconoció, sí hay un desconocimiento del proceso; no hay la noción de que la ilustración es muy importante y enriquece el producto final, esto en el ámbito local.
Mara indicó que había afinidades en cuanto a procesos de trabajo editorial con ciertos estados del país, dos de ellos básicamente: Oaxaca y Chiapas. Con esos estados, aseguró, comparten contextos sociales parecidos, muy diferentes a los que se dan en otros lugares del país, lo que da características muy especiales, y todo esto complica la gestión.
Sobre la red o cadena de producción para lo editorial, Mara indicó que desde lo independiente y la perspectiva de género, en la producción editorial sí se da cierto cuidado, se dejan fuera ciertas formas violetas que se usaban, tratos despectivos, porque en esta práctica de cuidado hay mucha horizontalidad.
Celeste destacó buena experiencia desde la pequeña escala, y es desde lo pequeño que se da el crecimiento, son eslabones que se tejen con mucha confianza, y el trabajo está soportado por todas estas relaciones dadas por el tiempo y el cuidado de los proyectos, aseveró.
Maricruz expresó que las relaciones que se tejen dependen mucho de los materiales que se producen. En lo académico, es difícil desde su experiencia, que se den buenas relaciones interpersonales, es más difícil el trato.
Sin embargo en la producción de libros desde lo académico ha sentido bastante cordialidad, e incluso surgen recomendaciones. En lo independiente, las relaciones suelen ser más cercanas, es más fácil dialogar y tener un ejercicio más nutritivo, refirió.
Natalia indicó tener experiencia en instituciones grandes y en editoriales independientes y más pequeñas. En las primeras le resultó más complejo y alejado, mientras que en las segundas hay cercanía y es agradable porque hay mucha confianza.
En relación a los retos como mujer en su labor, Mara reconoció que sí es un camino difícil porque en el ecosistema del libro las mujeres están involucradas en todo el proceso, pero el patriarcado las invisibilizó.
En México es difícil abrirse camino, y a ciertos gremios les ha tocado picar piedra pero se debe seguir en la profesionalización de las mujeres en el ecosistema del libro.
Sobre los retos como mujer, Maricruz reconoció tener ciertas dificultades, porque muchas veces se ha topado con la espera de que tenga cierto carácter. En ese sentido tuvo experiencias donde autores y editores le recriminaron ser seria, esperaban ciertos tratos y ciertas actitudes.
Natalia destacó dos situaciones. Una, los retos y el reconocimiento económico, porque no cualquiera quiere pagar, e incluso le han hecho sentir que no consideran su trabajo profesional. La segunda situación, expuso, es que ya han empezado a quitar el área de corrección de textos en algunos lugares, lo que demuestra la poca valoración. Además, externó, no es lo mismo corregir textos académicos que literarios.
Finalmente, las participantes expusieron cuáles son sus autoras favoritas en el mundo de las letras y dentro del feminismo. Para Natalia, una escritora preferida es Adela Fernández, y recomendó el cuento El montón. Celeste hizo un reconocimiento a Mara, porque a partir del Traspatio ha conocido a distintas autoras, una de ellas Guadalupe Nettel con Los divagantes.
Mara señaló la dificultad de escoger a escritoras preferidas, sin embargo mencionó Fruto, de Daniela Rea, y a las autoras argentinas Sylvia Molloy y Aurora Venturini, la última con Las primas. Resaltó Fruto, de Daniela Rea, como como la obra feminista con más peso en ella, porque aborda los cuidados. Maricruz destacó una novela, Desierto sonoro, de Valeria Luiselli.