Las artes sonoras presentes en estas vacaciones en Morelia y Pátzcuaro
MORELIA, Michoacán. 02 de mayo de 2016.- En la Plaza de los Mártires, a simple vista parecen vendedores ambulantes; sobre el piso una lona y sobre ésta varios libros acomodados. Ya más cerca se aprecian tres anuncios, uno de ellos muy claro: “Se prestan libros gratis”.
Emanuel Huerta es uno de los cinco encargados de este proyecto, “hay gente que pasa por aquí y nos dice: ‘ese negocio no va a funcionar’ y le decimos que no es negocio, dice a Quadratín.
También relata que un día un señor muy molesto les dijo que no se podía vender en vía pública y que les iba a echar a la policía, “pero hemos tenido buena aceptación, el ayuntamiento no nos ha dicho nada, es fomentar la cultura, no hay venta de nada”.
Esta iniciativa callejera se llama Libros Vagabundos Morelia, y es parte de una idea que surgió en Aguascalientes, forman una red aunque funcionan de manera independiente.
“La idea es poner los libros al alcance de las personas, que las personas se topen con la lectura, para así fomentarla” explica Emanuel.
La dinámica de préstamo es muy sencilla, expone Emanuel, “primero la persona escoge el título que quiere, anotamos los datos del libro y el teléfono del usuario, ahí mismo le marcamos para ver si es su teléfono”.
El promotor de la lectura señala que hay dos modalidades: el préstamo a domicilio y el préstamo para leerlo en alguna banca de la plaza y entregarlo antes de irse. Para la primera opción, los lectores fijan su plazo, que va de una semana a cuatro, explica Emanuel.
Hay veces que se les olvida entregarlo, cuenta el promotor, pero usamos el whatsapp para recordarle, “otros no los regresan, los venden o se van a otra ciudad y no los regresan”.
Cuenta que llevan dos años y medio haciendo esta labor, que la gente les ha donado algunos libros, “algunos llegan y dejan un libro, otros una caja, los de la Biblioteca del Planetario nos dejaron cinco cajas, Conaculta unas dos y los de la librería El Sendero una caja”.
Los usuarios frecuentes son hombres de la tercera edad en su mayoría, preguntan por Kafka o por Nietszche”, cuenta Emanuel y se va despidiendo para atender a un posible usuario.