Revivirá Secum una Feria del Libro que beneficie a los michoacanos
“Sed líberanos a malo”
Ignacio Martínez Madrigal
En 1492, los nativos descubrieron que eran indios,
descubrieron que vivían en América,
descubrieron que estaban desnudos,
descubrieron que existía el pecado,
descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina
de otro mundo y a un dios de otro cielo,
y que ese dios había inventado la culpa y el vestido
y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol
y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.
Eduardo Galeano
Hace varias semanas publique un texto titulado “El músico de iglesia y la pastoral”. En ese texto expuse algunas ideas sobre la situación actual de la iglesia con respecto de su música y de los que en ello trabajan. Recibí buenos comentarios del asunto por parte de músicos, personas que asisten a las misas, etc. y solo un sacerdote vio con buenos ojos mi escrito y así me lo hizo saber, sin embargo, algunos integrantes del grupo clerical lojuzgaron como ofensivo, fuera de lugar y generalizador. Ofensivo porque según, pongo en entredicho la honestidad de los sacerdotes, por supuesto que no todos son así pero al callar las cosas se convierten en promotores del problema, fuera de lugar porque según ellos no es la “forma correcta” de tratar el asunto y que generalizo,lo cual no es así y habria que leer el texto varias veces para su mejor comprensión y en todo caso, actualmente preparo otro escrito con nombres y apellidos para “no generalizar”. Y es aquí donde aplica el famoso dicho: “al que le venga el saco, que se lo ponga”.
Después de esta breve pero necesaria aclaración quiero exponer el asunto de la situación laboral de los músicos en la iglesia planteando cuestionamientos acerca de la realidad actual del trabajador musical en la iglesiaasí como algunas vivencias personales al respecto, esperando que sean lo suficientemente claras sin tener que mencionar nombres, esto, mientras no sea oportuno.
Me enteré que hubo un sínodo en el Vaticano hace algunas semanas también. El papa convoco a los obispos para tratar el tema de la familia. Creo que eso esta muy bien, pues hay temas preocupantes que afectan a la humanidad. La iglesia también ha tratado otros temas igual de preocupantes, pero, ¿cuándo habrá un sínodo para tratar el tema de los artistas en la iglesia?, ¿cuándo se reunirán los obispos para rectificar los sueldos de los músicos y coros de las parroquias y capillas?, ¿cuándo se reunirán, los que tengan que reunirse, para analizar a fondo si el trabajador de la música en la iglesia cuenta con prestaciones de ley mínimas?, ¿cuándo lograremos sueldos justos, jornadas de trabajo normales, liquidaciones y retiros honorables? Yo dudo que con solo un cambio de administración funcione. Pero esto urge muchísimo así como los demás asuntos, no podemos esperar otros treinta años como ha pasado en otros asuntos de la música religiosa durante el siglo pasado.
¿Porqué el sacristán y la secretaria de una capilla o parroquia si cuentan con seguro social, por ejemplo, y el organista no? ¿Porqué el miembro de un coro de iglesia no cuenta con una remuneración económica por cantar? ¿Qué sería de la celebración solemne sin coro o sin órgano? Bueno, esto último ya lo sabemos. Los hombres y las mujeres músicos vivimos de respirar, comer y dormir más otras necesidades que requieren forzosamente del dinero, como cualquier ser humano. Esto es perfectamente normal y sano y no es para nada malo, no podemos sobrevivir solo de oraciones o con la esperanza de que se nos pagará, allá, “en la vida eterna” cuando no estemos en esta tierra. Por algo estamos en esta vida y en este mundo y aquí hay que preocuparnos por estar bien, no se nos puede relegar y marearnos con que “ya Dios te lo pagará”. La música religiosa requiere de profesionales, músicos formados en conservatorios, universidades, etc., pero la iglesia esta acostumbrada conseguir colaboradores con poco o nulo estudio musical, primero por ignorancia y segundo porque definitivamente se le paga menos a alguien no preparado pudiendosele manipular el sueldo por la necesidad. Yo solo conocí a un músico profesional y perfectamente bien preparado, que estaba convencido de su fe y de su religiosidad y así la vivió, mi Padre, pero tuvo que trabajar más de lo normal aquí en la tierra para sobrevivir puesto que nunca fue suficiente el pago por su labor musical para la iglesia, ahí trabajo sin prestaciones, sin un sueldo digno, con jornadas laborales de hasta catorce horas continuas durante fines de semana y vacaciones, pero lo más triste y reprobable es que se retiró porque ya su cuerpo no pudo más después de sesenta años de dar su vida a dicho trabajo y ni un “gracias” recibió. Nunca reclamó nada porque era un hombre justo, más que cualquiera dentro de la iglesia, y esto si me atrevo a asegurarlo y a generalizarlo a pesar de lo que cualquier persona diga, y tenía su fe firme más que nadie. Estoy seguro de que ahora esta bien y que Dios lo tiene en cuenta y aunque en vida sufrió algunas cosas, siempre trabajo sin descanso dentro y fuera de la iglesia en bien de su familia y de su fe, sin imposiciones estúpidas ni fanatismos desquiciantes.
Otro cuestionamiento: ¿porqué la iglesia en sus altos mandos, y en los bajos también, están acostumbrados a guardar silencio cuando hay algún problema así? ¿Porqué no contestan cuando alguien pide ayuda al momento de que alguno o algunos de sus hermanos sacerdotes cometen una falta grave en contra de uno o varios individuos? ¿Porqué, en el mejor de los casos, las autoridades omiten el asunto y mueven de lugar al sacerdote en cuestión, dejando en desamparo al o a los afectados? ¿Porqué en repetidas ocasiones la iglesia tarda en responder, si hay respuesta, hasta años o simplemente tarda en reconocer su error y mostrar una postura? Después de habérseme orillado a dejar mi puesto como organista y cantor en una parroquia escribí una carta dirigida al Sr. Arzobispo con copia para obispos auxiliares, el cabildo de la catedral y el director del Instituto Superior de Música Sacra de Morelia en la cual explique el asunto con la parroquia, el asunto de mi padre y mi ignorancia de lo que debía hacer al respecto y por lo que pediría asesoría, pero antes esperaba yo una respuesta a esa carta para saber que hacer. Al final de la carta expresedicha espera y su respuesta por escrito o como fuera. Nadie de los antes mencionados se digno responderme a pesar de haberme firmado de recibido el documento. Han pasado ya muchos meses desde entonces.
Ya que la duda sobre la certeza de la vida eterna es normal en la actualidad, debemos despertar de este mal sueño milenario donde el favor divino quizá llegue y donde la caridad humana por parte de una institución ha estado carente o muy ausente. Exijamos porque tenemos derecho y razón, Dios no nos va a castigar por pedir en virtud de nuestro trabajo, la iglesia nos va condenar pero eso es tan inevitable como irrelevante. No sé si en realidad el cielo existe o no, tampoco es tema a tratar aquí, pero el infierno si que existe, pero aquí en la tierra, cuando no podemos tener lo necesario para nuestros hijos y encima un cura va reemplazando el trabajo profesional de un músico calificado por una o varias rondallas hasta dejarnos sin nada. Como ejemplo de esto, relataré la forma de cómo terminé mi relación laboral en ya mencionada parroquia. Hay varias formas de despedir a un trabajador, la forma literal y la forma velada, ésta última haciéndole imposible su trabajo o ir reduciendo la carga y el sueldo como lo fue conmigo. Después de más de veinte años de trabajar como músico de iglesia y quince en la parroquia de donde salí, me hicieron dejar dicho trabajo de la forma como ya se menciono antes. Al hablar con el encargado de la parroquia le pedí lo correspondiente por los quince años de trabajo ahí y con una risa sarcástica me dijo:“solo llevas un año trabajando conmigo”. Todo esto paso después deque toqué en una misa de graduación de una generación de jóvenes que terminaban su carrera de Leyes. En esta misa el mencionado curahablo a los muchachos graduados de que se debían conducir por su vida profesional con honestidad y procurando la justicia para todos. He aquí la gran la incongruencia entre lo que se dice en una homilía y cómo se actúa fuera de la misa. Unos momentos después de esa misa me iba yo con las manos vacías y obviamente también sin un “gracias”.
Vale la pena aclarar que no solo en las parroquias y capillas suceden estos problemas, también pasa, y muy seguido pasa en seminarios e instituciones educativas pertenecientes a la iglesia directamente o dependientes de congregaciones religiosas. En el seminario diocesano de Morelia me pasó cuando fui despedido, después de trabajar ocho años, sin decirme la razón y con la mentira de que en mi lugar llegaría un sacerdote músico venido del Vaticano. Del instituto Vaco de Quiroga también fui removido por procurar la música propia en las misas y que a los adolecentes, obviamente, no les gustaba por la falta de educación musical, carente durante años. En este último caso mi renuncia fue firmada a petición de la dirección, por supuesto a cargo de un presbítero nombrado por el principal responsable de la diócesis, junto con una carta donde me comprometía a no tomar acción legal.Tanto del seminario como de dicho instituto me fui con las manos vacías y sin poder hacer nada, puesto que ponía en peligro mi poco trabajo en la parroquia y en el instituto de Música Sacra y de haberlo hechome hubiera quedado sin ningún ingreso económico y casi totalmente en la calle. Y así muchos casos donde los trabajadores de la iglesia no se atreven, por diversas razones, a denunciar sus despidos, renuncias voluntarias o forzadas.
Los sacristanes, las secretarias y personas que laboran en casas parroquiales están cubiertos por seguro y otras prestaciones, no en todos los casos claro esta, pero también sufren las atrocidades de un mal patrón.
Desgraciadamente este tipo de problemas en otros ámbitos empresariales y gubernamentales en todo el mundo han desembocado en la creación de agrupaciones para hacer frente a injusticias laborales y abusos sobre un conjunto de personas, donde se enfrenta a uno o varios patrones y a fuerza de presión, la cual no debería de ser necesaria, se logra la justicia y derechos que deberían tener por simple naturaleza y bondad humanas. La formación de sindicatos crean un equilibrio cuando es necesario, sin embargo podrían evitarse si la razón, la caridad y la justicia no tomaran caminos sinuosos y no hubiera intereses encima de algunas secciones trabajadoras.
Es muy probable que muchos estén pensado estas cuestiones y más cosas, también es muy probable que haya varias personas igualmente afectadas como yo y como mi Padre y quizá a mucho mayor escala. Yo me he atrevido a decirlo y lo seguiré haciendo hasta que no vea un verdadero cambio. Si nos quejamos de los políticos, los partidos y los corruptos que nosotros mismos hemos elegido democráticamente, ¿porqué no quejarnos de las instituciones espirituales que también son humanas y que también se equivocan estrepitosamente a propósito o no y que encima de todo nos han sido impuestas sin elección alguna? Ya basta de aguantar malos tratos y malas caras solo porque creen que hacen creer al pueblo que Dios hizo esto, lo único que creo es que Dios solonos hizo a nosotros, a cada uno como individuo pensante y libre y nos dio algo que se llama intelecto pero al mismo tiempo nos dio una fragilidad. Solo hay que cuidar que no nos rompamos unos a otros y no dejarnos despedazar por el maligno quien no es precisamente el Diablo, es una “institución” milenaria que ha cometido grandes pecados, que se resistea creer en nuestro intelecto y quiere vernos solo como un rebaño para manipularnos y cuyos pastores son, en ocasiones,el mismo lobo.