Por fin tenemos los candidatos que habrán de disputar la gubernatura de Michoacán para una gestión de tres años y un poco más de siete meses. En ninguno de los casos ha habido sorpresa en la selección de sus abanderados ni siquiera en sus métodos y mucho menos en sus prácticas.Cada uno de los partidos principales, el Partido Acción Nacional (PAN), el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD), han elegido a sus candidatos siendo fieles a sus estilos y cultura política.El PAN ha optado por un sistema que ha privilegiado a sus militantes y adherentes en la forma de elegir a su representante, pero lo ha hecho con los dados cargados, como eligieron en el pasado reciente, en el 2007, a “Chavo” López y bajaron de sus aspiraciones a Benny Quezada cuando empezó a representar a una amenaza a quien, de alguna manera, había sido ungido desde el centro. Se trató, como ahora, de una selección desde arriba y desde el centro, simulada con una elección dirigida, por cierto con una participación muy por debajo de la esperada. De 66 mil potenciales votantes y de 33 mil esperados, sólo sufragaron un poco más de 25 mil, o sea el 39% del “padrón panista”. El resultado ha sido a favor de Luisa María Calderón, casualmente la hermana del presidente, con un total de votos cercano a los 15,300. María Luisa hará campaña con el Estado Mayor Presidencial y seguramente, como en el 2007, irá con el apoyo del Partido Nueva Alianza (PANAL) de Elba Esther Gordillo.El PRI, más fiel que nunca a su viejo estilo ha optado por la “candidatura de unidad” y después de arreglos entre las cabezas históricas del partido han decidido a regañadientes, entre todos ellos, reconocer que Fausto Vallejo era el mejor posicionado para representar al partido en la competencia por alcanzar el gobierno del estado, quizá pensando en la necesidad de reacomodarse, como clase política, para el 2012 y confiados en que los triunfos electorales del PRI de este año les alcance para ganar Michoacán, olvidando que los estados que han ganado son entidades que han venido siendo gobernadas por el PRI, así que no fueron sorpresa, y, obviamente, éste no es el caso de nuestro estado donde las condiciones a enfrentar serán diferentes -pasando, en primer lugar, porque la “unidad” no sea de dientes para fuera, como ha sucedido en el pasado, donde han dejado a Fausto “colgado de la brocha”. Así pasó en 2006 cuando quiso ser Senador.Este domingo, en ceremonia ritual y con la presencia de 5,000 delgados, en el Palacio del Arte, el presidente nacional del partido, Humberto Moreira Valdés, tomó la protesta a su único candidato Fausto Vallejo Figueroa. Ahí, en el PRI, en suma, no hubo una elección formal con la participación de militantes pero sí de cúpulas y como todas las elecciones cerradas no sólo fue excluyente sino vertical y desigual para los otros aspirantes. En cuestión de alianzas es seguro que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) vaya acompañando a Fausto Vallejo, y en general al PRI, en la disputa por otros cargos de representación popular.En el caso del PRD se optó por una elección abierta a los ciudadanos con el fin de elegir a su candidato al gobierno del estado. Para ello, y como es su costumbre tribal, se presentaron a contender siete precandidatos, sabiendo todos que sólo Silvano Aureoles y Enrique Bautista eran los aspirantes con más posibilidades de alcanzar la representación del partido para la elección constitucional. A lo largo del proceso de selección esos supuestos precandidatos se fueron decantando, de acuerdo a las negociaciones políticas y cuotas de poder que lograron para sus sectas, con los precandidatos que todos sabían que iban a llegar al final. Como es usual en ellos, todos juegan con sus “encuestas”, todos dicen que van arriba y terminan, la mayoría, claudicando en favor del que ven como la opción más viable. Este “modelo” no sólo termina por no ser democrático, dadas las negociaciones en lo obscurito entre corrientes, sino que desgasta mucho al partido y lo exhibe con las viejas mañas clientelares que ha heredado del PRI del siglo pasado.La elección del PRD no ha dejado a nadie contento. Fueron muchos votantes, alrededor de 300 mil participantes en la jornada electoral, pero en vez de legitimidad se deja la impresión de que la votación fue inflada y de que no se respetó el tope de precampaña fijado por el propio partido. Hoy el PRD está en proceso de remediar las cicatrices que deja su selección del candidato a través de una Comisión de Arbitraje, que poco podrá hacer para limpiar las irregularidades que encuentre, por lo que la credibilidad del candidato y lo desigual de la competencia han quedado en la percepción de quienes han seguido de cerca la designación de Silvano Aureoles, que obtuvo más de 150 mil votos frente a los casi 80 mil obtenidos por Enrique Bautista.El Partido de Convergencia (PC) también ha elegido como su candidato a Silvano Aureoles y sólo falta que el Partido del Trabajo a nivel local –porque ha nivel nacional ya lo hizo- haga lo mismo, sin embargo este partido puede dar alguna sorpresa porque está “vendiendo” caro su apoyo. Tanto el PT como Convergencia se quejan mucho del trato que reciben del PRD en la entidad. La llamada izquierda partidaria sabe que sus posibilidades de repetir en el gobierno dependen de una unidad sin fisuras; ellos saben, porque se conocen, que el peor enemigo de esa izquierda es ella misma. Para el PRD perder Michoacán sería un golpe demoledor en sus aspiraciones para el 2012.Las campañas electorales formalmente iniciarán a fines de este mes de agosto, pero como todos podemos verlo, ya, en los hechos, han iniciado, tanto con la propaganda disfrazada de precampañas como en las ya descaradas acciones de campaña y las negociaciones en lo obscurito que se están bordando con los disidentes e inconformes de otros partidos. En cuanto al árbitro electoral, aunque a muchos incomode, hay que reconocer que no tiene capacidad para detener el alud de propaganda y entrevistas disfrazadas que se han dejado venir y mucho menos para hacer una fiscalización a fondo que garantice equidad, ya no digamos en las precampañas, que no la hubo, sino en las campañas mismas. Aunque el Instituto Electoral de Michoacán (IEM) tiene facultades para actuar de oficio en materia de fiscalización lo real es que no tiene infraestructura ni hay voluntad ni tiempo para hacerlo, así que es previsible que los topes de campaña para las elecciones de gobernador diputados y presidentes municipales no se respeten y no pase nada –y eso lo saben los partidos y han calculado los “costos políticos” de eventuales sanciones.Hoy, por ejemplo, en 2011, con el proceso electoral avanzado de este año, aún no se han terminado de aplicar sanciones del proceso electoral del 2007.Adicionalmente, el Consejo General del IEM en lugar de privilegiar la fiscalización a los fondos de los partidos, ha generado una gran estructura para el voto en el extranjero, donde sólo se han recibido alrededor de 700 solicitudes y de aquí al 5 de agosto es previsible que no se reciban muchas más. Así que la votación para este proceso, proveniente del exterior, no será mayor a los pocos más de 300 obtenidos en el 2007. Cabe mencionar que no se cuestiona el derecho sino los gastos y los viajes realizados, así como el tamaño de la infraestructura de la unidad del voto de los michoacanos en el extranjero frente al apoyo que demandaba la unidad de fiscalización del IEM.Uno de los retos mayores que tendrá esta elección, todos lo sabemos, será evitar que lleguen candidatos vinculados a la delincuencia organizada y dinero mal habido a las campañas y si bien los partidos son los primeros responsables en evitarlo es también obligación del IEM detectarlo a tiempo y frenar que lleguen a cargos de representación popular candidatos que sirvan a intereses oscuros. Ahí está el gran reto, para las autoridades electorales, los partidos, los gobiernos de todos los niveles y la sociedad misma, de esta elección.