Mantiene Pumas el invicto tras empate ante Tuzos

MORELIA, Mich., 12 de agosto de 2018.- Tarde fría, atípica en Ciudad Universitaria para que Pumas jugara en la cancha del Olímpico. Lluvia, escasa afición y muy poco espectáculo en una grama que si bien reflejaba su buen drenaje, también resaltaba la nula capacidad de dos cuadros con destinos distantes e inciertos. Universidad igualó sin anotaciones ante un escuadrón carente de futbol y los de CU volvieron a mostrar un rostro incapaz y frustrante.

De acuerdo a un comunicado de prensa, ya es costumbre que Pumas comience con el pie derecho y deslumbrando sus torneos; se ha convertido en casi un hecho, que Universidad Nacional registra arranques que ilusionan, para luego, poco a poco, desinflamar rumores y pronósticos que aseguran que pelearán por los primeros puestos. Este domingo, ocurrió algo similar. Frente a un Pachuca que con problemas ha mostrado argumentos en el semestre, en casa, los felinos empataron sin goles. Dejando todo en suspenso, otra vez.

Apenas habían transcurrido un par de minutos, cuando Ignacio Malcorra sacó un potente disparo, que obligó a Alfonso Blanco a emplearse de lleno. El arquero mandó a tiro de esquina. Era el primer aviso y el panorama lucía alentador. Pachuca comenzó lento; el conjunto de Pako Ayestarán, con dificultades, lograba contrarrestar los embates. Enjundia y dinamismo, la tónica de los locales. Pocos segundos después del tiro de Malcorra, Alan Mendoza también probó suerte.

Avanzaba el reloj y el encuentro se hacía más físico, más de contacto; amonestaciones para los dos bandos, para, literalmente, calmar las aguas. Los Tuzos asumieron mayores riesgos y fue Franco Jara, rebasado el 30′, que probó a Alfredo Saldívar. El cancerbero mostró aptitudes bajo los tres postes y evitó que su arco cayera. Universidad había bajado deciveles a su intensidad, sin mencionar que su ataque falló varias ocasiones.

Martín Rodríguez había tenido la opción más clara del primer tiempo, ingresando prácticamente solo al área de Blanco, pero mandando el balón por un costado. El primer tiempo se esfumó con el frío al límite y sin goles en el marcador. Pumas había ido a menos; Pachuca había logrado aprovechar el estado de ánimo y futbolístico de un local que no hacía pesar su hogar.

Quizás era el clima o la poca expectativa de los presentes en la tribuna, pero las sensaciones al comienzo del complemento eran simples: que ya termine el juego. Los protagonistas en la cancha también eran sinónimo de lo atípico de la tarde. Mismo guión. Universidad trataba de ofender y Pachuca arremetía en defensa, se cubría como podía, sin mencionar los yerros del ataque enemigo.

Al 51′, Carlos González apareció en el area de los Tuzos, pero su disparo fue incómodo, sin tanto ángulo y con el marcador cercano estorbándole. El paraguayo era y fue, hasta el final del encuentro, el eslabón más insistente de los de casa. Más de una ocasión, hasta el final del encuentro, causó estragos a la zaga de la Bella Airosa, aunque siempre con mala fortuna. Del otro lado, Franco Jara, sobre todo en el cierre del duelo, era la pieza que causaba más peligro.

Empate sin goles. Fría igualada y diferentes sabores de por medio. Para Pachuca, un resultado bien logrado, que les devuelve la vida y les da su primer punto; para Pumas, el regreso de las dudas, fantasmas y más demonios, que siempre terminan por oscurecer su presente y futuro inmediato. El futbol y las anotaciones, decidieron omitir CU como visita del domingo.