MORELIA, Mich., 9 de abril de 2021.- Treinta y dos años se dicen fácil, sin embargo, para esta ocasión, el Estadio José María Morelos y Pavón cumple su segundo año consecutivo con las gradas y el césped extrañando la algarabía y el calor emanados por la afición michoacana.

En sus paredes aún se puede escuchar el júbilo por la primera anotación a cargo del delantero canario y chileno de nacimiento, Juan Ángel Bustos, en el partido inaugural en el que Atlético Morelia venció 2-1 al América, el 9 de abril de 1989.

En sus gradas se puede ver el ímpetu de Doña Cholita, el bullicio de don Marcos Amado Castro El Semillas; en la cancha, aún se puede ver el recuerdo del espectacular sombrero de Álvaro Romero El Mago, en sus pasillos aún vibran con los cánticos de la Locura 81, pero sobre todo con las inolvidables porras: “Al empate Morelia”, “Morelia… Morelia” y el Pica Canario Pica”.

Un inmueble que dejó atrás el abandono por la mudanza de Monarcas, hoy, su campo de nueva cuenta luce como lo que es. Una de las mejores canchas del futbol mexicano, que está a la espera de recibir a sus aficionados, quizás en la semifinal del nuevo Atlético Morelia, resurgido de entre las cenizas y convertido en el líder de la Liga de Expansión Mx con 32 puntos, a una jornada de que culmine la temporada regular.

“Soy un privilegiado de poder estar en esta plaza, en esta ciudad, representando a este equipo porque muchos no toman en cuenta como hemos resurgido. Aquí tuvimos que armar todo de nuevo, aquí no había nada. Aquí, tuvimos que armar utilería, el gimnasio, el departamento médico, aquí no había nada cuando llegamos, se lo llevaron todo y hoy, paso a paso vamos creciendo. Mi satisfacción de poder representar este escudo, y estoy muy agradecido con la afición michoacana de que me dejen ser parte de este proyecto. Es de corazón lo que siento”, aseveró Ricardo Valiño, director técnico del equipo.

El Coloso del Quinceo, escenario de grandes goles, de partidos históricos, de campeonatos mundiales de la FIFA, de batallas campales, de mudanzas y de grandes hazañas que viven en la memoria de la noble afición, que añora regresar al máximo circuito del fútbol mexicano.

Poco más de tres décadas y se mantiene en impecables condiciones, pero a la espera de su ingrediente más importante; su afición. Será en los próximos días cuando se determine si el inmueble abrirá sus puertas a los seguidores de los canarios.