MORELIA, Mich., 28 de octubre de 2014.- Las dos ciudades más grandes de México albergan a las dos escuadras más entregadas del país; una es la capital mexicana, lugar donde residen las Águilas del América y la otra es Guadalajara, Jalisco, tierra del Rebaño Sagrado.
Son los equipos más populares del fútbol mexicano, ya que sin ellos nuestro balompié no tendría sentido, color, pasión, ni euforia; y en los casos más extremos, esa histeria que cada aficionado despide con el suculento sabor que caracteriza a la primera división nacional, pero esto, tal parece ha quedado en el pasado.
Cuando ambas escuadras se enfrentaban, generaban un choque bíblico que hacía cimbrar a toda una nación, misma que por un día aún se divide para defender el orgullo, y aunque los actores principales ya no demuestren quién es el mejor en la cancha, a base de inteligencia, fuerza y corazón como en antaño, la esencia del clásico sigue vigente.
Infinidad de recuerdos han quedado grabados en la memoria de la afición, grandes historias entre Chivas y América se han escrito con sangre, sudor y lágrimas, cientos de anécdotas que aún sobreviven al tiempo, grandes goles, gloriosos triunfos, dolorosas derrotas, extraordinarios jugadores, pero especialmente las titánicas batallas campales que se han desencadenado en el terreno de juego a lo largo de la historia de estos dos acérrimos rivales, actores principales del Clásico de clásicos, pero:
¿Qué características tuvo que reunir este partido para llamarlo clásico?
Pues más allá de una simple rivalidad deportiva o de ganar tres puntos, se juega para defender el orgullo, ese odio que se va generando con el paso del tiempo a consecuencia de diversas situaciones que se presentan en cada duelo disputado.
Todo comenzó en el lejano 1942, año en que se disputo el primer partido del Guadalajara en contra del América, en donde las Chivas le ganaron a los cremas 1-0 en la Copa México.
En la campaña 1959-1960 en la llamada era del campeonísimo, el rebaño tuvo una supremacía sobre las Águilas de la que difícilmente podían escapar, burlas, declaraciones, y provocaciones, no se hacían esperar, como la del Tigre Sepúlveda en 1962 al quitarse la playera en CU y mostrársela a la banca americanista para decir: “Con esta tienen para sentir miedo…”.
Las grandes broncas de 1965, 1982 y 1986, la única final disputada entre ellos y que América le ganaría a Chivas en 1984, auténticos partidazos, intensos, de ida y vuelta, esto y más son los requisitos que le fueron dando vida al clásico de clásicos, y que sin duda, es una tradición que solo el tiempo y los verdaderos héroes de carne y hueso pueden lograr con pasión y amor a la camiseta, algo que en los últimos años, ya no se ve.
El Clásico del futbol mexicano tiene héroes que hicieron historia, el Guadalajara el equipo del pueblo, 100% mexicano, y América el equipo millonario de las costosas contrataciones. Cada uno de los jugadores, sea chiva o sea águila, no debería olvidar que el objetivo en el Clásico de Clásicos, no se trata solo de ganar, sino del placer de hacer perder al otro.