Apuntes previos a la elección I
Mucha irritación, con justa razón, ha causado la reciente alza en el precio de las gasolinas, situación que en nada ayuda a acabar con el “mal humor social” imperante en grandes sectores de la población; sin embargo, es de puntualizar que durante el gobierno de Felipe Calderón la alza del precio de las gasolinas fue la regla, mientras que actualmente en la administración de Peña Nieto ha sido la excepción, lo que debería reconocerse. El problema está en qué se dio privilegio a la demagogia sobre la mesura; el discurso político, ante una economía globalizada y volátil, debió ser menos triunfalista, previendo contingencias.
Lo que nos lleva a otro gran problema de nuestra sociedad; nos gustan los discursos y posturas en blanco y negro, no entendemos las miles de tonalidades de gris que hay entre ambos polos. Tendemos a aclamar los discursos demagógicos poco realistas; en otras palabras, nos gustan que nos bajen el sol, la luna y las estrellas, y así nos enamoran.
Este “mal humor social” puede desencadenar cambios profundos en el país, graduales y por tanto poco perceptibles.
Tres revoluciones han marcado la historia del México independiente, la Guerra de Independencia (1810-1821), la Guerra de Reforma (1857-1861) y la Revolución Mexicana (1910-1917); de entonces a la actualidad, la sociedad mexicana ha evolucionado, lo que se traduce en un siglo sin vuelcos armados que hayan trastocadoradicalmente el panorama nacional, pero esto no significa que en estos 100 años no haya existido cambios de fondo,políticos, sociales o económicos, simplemente, estos no han sido producto de movimientos armados de escala nacional, ha sido el conflicto social focalizado, la presión de ciertos sectores sociales, la evolución política del sistema, la presión internacional y la globalización,entre otros factores los que han producido los cambios sustanciales en las últimas décadas; el más importante, la apertura democrática gradual de 1977 a l996 y la consolidación de la democracia sin adjetivos en el siglo XXI.
Ahora bien, creo sinceramente que estamos en los límites de tolerancia social ante la corrupción y la indolencia de la clase gobernante, de todos los olores, colores y sabores. No lo sabemos todos, o no lo vemos todos, pero ya estallo otra revolución en nuestro país, la Revolución Social, la cual no parece ser un movimiento armado;percibo un movimiento social en el que las armas principales son las redes sociales y la sanción social; un movimiento desarticulado estructuralmente y de cohesión subjetiva, ya que la gente que lo puede integrar, lo haceo hará sin quererlo o saberlo, probablemente; será su hartazgo y su manifestación individual a los casos concretos la que lo hará parte de la urgente Revolución Social mexicana.
Entre más soldados sociales brotenespontáneamente, con mayor celeridad será el cambio socio-político del país, su gradualismo facilitará y permitirá romper inercias y resistencias; cuando los sectores más rancios vuelvan la vista hacia atrás, no sabrán ni en qué momento triunfo la pacifica revolución social sobre el statu quo previo; solo aquellas elites que se adapten al manejo del poder con moderación y sentido social, continuaran vigentes, la mayoría lo hará; la revolución social no debe suplantar una clase gobernante por otra, solo depurar la existente y dejar en claro una nueva realidad: los tiempos de bonanza y corrupción para los políticos en México han terminado.
Los problemas de México son muchos y multifactoriales, la corrupción es solo uno de ellos, y particularmente la corrupción gubernamental es efecto, no causa; esto, porque los gobernantes emergen de nuestra propia sociedad, no llegan de otro país o planeta, por tanto, la corrupción es un mal social primario y la corrupción gubernamental es derivada. Empecemos el cambio en nosotros, no seamos parte de la corrupción a ninguna escala, y dejemos de ser víctimas del carisma; privilegiemos la honradez y la eficiencia al elegir a nuestros representantes populares. Sin dudarlo, estas acciones curaran grandes males que nos aquejan.