Máynez, el instrumento
Educación. ¿También es organizada?
Sería un error generalizar, pues como dijo Alejandro Dumas “Todas las generalizaciones son peligrosas, incluida ésta.” Admiro a todo aquel ciudadano que independientemente de su profesión, demuestra su pasión y amor por México trabajando. Sin embargo es necesario analizar la legitimidad y los daños colaterales que trae consigo la lucha de un movimiento que ha sido todo menos un espacio de justicia para el magisterio y la educación.
La reforma educativa centra su atención en dos aspectos: La profesionalización de la función docente a cargo de la Coordinación del Servicio Profesional Docente y la Evaluación del SEN a cargo del INEE.
Hablar de desarrollo es hablar de educación, y si bien es cierto que la educación parte desde la casa; una reforma que incite una mayor preparación y actualización de los docentes, permitiría en el largo plazo una sociedad más educada y por consecuencia una educación desde la casa con bases más sólidas. Es por ello el papel importante y fundamental de los docentes en el desarrollo de un país. Las visiones cortoplacistas y el privilegiar los intereses particulares, solo reflejan el egoísmo de un sociedad que en la monotonía ha encontrado su mayor comodidad.
Es indispensable que el desarrollo del docente transite por la vía de la cultura del esfuerzo, el merito y la competitividad. Tal y como las demás profesiones en su naturaleza intentan hacerlo, pues el graduarte en otra profesión, es solo el principio de una travesía competitiva en un mundo globalizado; pero ojo, es necesario responsabilizarnos como sociedad de combatir los vicios que detienen el desarrollo y la libre competencia… la corrupción (amiguismos, palancas, etc.) y ¿como podemos hacerlo? Si, con educación, es por eso que la piedra angular para convertir este círculo vicioso en virtuoso, recae en la docencia.
Los intereses de los líderes magisteriales prevalecen por encima de los del propio magisterio y en la constante búsqueda de la inestabilidad, han llevado a cabo acciones cada vez más radicales. La toma de alcaldías, vías de comunicación, los plantones y las megas marchas son un reflejo de ello, pero lo más preocupante es que nuestros profesores y futuros profesores suelen encontrar irónicamente, un crecimiento en los escalafones de la educación a base de actividades en las vialidades y no en las aulas.
El hartazgo ciudadano se ha convertido en el peor enemigo de la “lucha social”, pues en la opinión de un gran porcentaje de la población se emiten mensajes de “Ya basta” ante las recurrentes faltas de respeto social que ha tenido el magisterio. Como dicen por ahí “Están estirando mucho la liga y se puede romper” es algo muy delicado y en una sociedad no hay algo más deleznable que las confrontaciones entre sus individuos. Si en lo radical escasea el equilibrio, el equilibrio será lo que deslegitime lo radical.
Cabe destacar que es un error el que se ha responsabilizado al docente del fracaso educativo y se ha estigmatizado socialmente. Si regresamos a la analogía del “circulo vicioso” todas las profesiones sin distingos, solo hemos sido el resultado de una deficiencia educativa no atendida desde años atrás (infraestructura, tecnología, cultura etc) pero la pregunta es ¿Qué generación es la que afrontará el cambio? ¿La lucha de algunos que “defienden la educación” debe ser a “sombrerazos”?.
Son muchos los costos políticos, es mucha la resistencia y los resultados en la formación se verán en el largo plazo, ¿Valdría la pena intentar? El momento de actuar fue ya hace un buen rato.
Al tiempo.
Roberto J. Arias Trujillo, Presidente del Instituto de Competitividad, Desarrollo y Educación por México. Twitter: @roberto_1089