Paz y NEM
Cartel Land se estrena mundialmente el próximo 3 de julio, antes de llegar a las pantallas ha ganado ya reconocimientos internacionales como el premio al mejor director y el premio al mejor documental cinematográfico en el Sundance Film Festival; además de que se perfila como uno de los merecedores del Oscar en la próxima entrega de estos reconocimientos.
La cinta, dirigida por Matthew Heineman, presenta la historia reciente de la Tierra Caliente michoacana, asolada por el violento cartel de “Los Caballeros Templarios”, y la reacción que los abusos de este grupo criminal provocó entre la población, que decidió enfrentarlos.
No hay actores, dos cámaras fueron siguiendo a los protagonistas de una historia que se ocultó a los michoacanos y a los mexicanos. El problema de las violencia en nuestra entidad fue minimizado por el gobierno; en algún momento se llegó a acusar a los medios de comunicación de ser sensacionalistas e incluso de ser los responsables de la mala imagen de Michoacán.
Al ver los avances de Cartel Land, la sensación que queda es que vivimos una auténtica guerra civil no reconocida y que, más incurrir en exageración sobre los acontecimientos ocurridos en 2013 y 2014, los reporteros que dieron cobertura al alzamiento vivido en Michoacán a partir del 24 de febrero de 2015, se jugaron el pellejo en medio de las balas.
En Cartel Land, aparecen integrantes de la “Fuerza Rural” cocinando cristal. Los narcotraficantes en acción. La mujer que con extrema indignación encara al Ejército reclamando: “Sí ustedes supieran lo que nos pasó a nosotros, estuvieran con nosotros”. Los tierracalenteños que armados con palos impiden avanzar a los militares y los hacen retroceder.
En la película, los protagonistas son tomados de la realidad. Destaca el doctor José Manuel Mireles Valderde como cabeza del grupo que inició la rebelión contra los templarios, protegido y auspiciado por el gobierno federal en un principio, incita a la multitud a armarse y unirse a la rebelión. Usado y desechado por quienes lo alentaron, Mireles señala: “Si el gobierno no proporciona las garantías de seguridad que uno necesita, nos podemos armar”. El Mireles de antes del accidente de aviación en el que casi perdió la vida y el Mireles que después advierte a quienes observarán el documental: “cuando ustedes estén viendo esto, yo ya dejé de existir”. El Mireles que tiene amoríos con una adolescente.. El Mireles traicionado y hecho prisionero.
No he tenido oportunidad de ver la película, pero sí la de platicar con Daniel Fernández, un periodista michoacano que colaboró en la realización de este documental y que pasó junto a Heineman, muchas semanas recorriendo las zonas de combate, en esos días en los que se oficialmente se insistía en que todo era un problema de percepción y que en Michoacán todo se limitaba a un problema focalizado en una pequeña parte del territorio estatal.
En el documental también, sin conexión aparente, se ve el actuar del grupo encabezado por Tim Nailer Foley, del otro lado de la frontera, encabezando a la Arizona Border Recon para impedir, con armas en la mano, la entrada de mexicanos a territorio estadounidense. Esa desconexión en realidad no existe; la ruta del cristal, que parte de la Tierra Caliente michoacana, desemboca en la frontera.
Esa realidad que pinta el documental, no se ha ido, continua allí. El enviado del presidente de la República con poderes plenipotenciarios para resolver la situación de inseguridad, el Comisionado Alfredo Castillo, fue un gran simulador. Grupos delincuenciales fueron empoderados para conformar la llamada “Fuerza Rural”, los consentidos de Alfredo Castillo, “El Americano”y “Los Viagras”, con apoyo oficial iniciaron sus propias franquicias delictivas.
En el documental no hay héroes ni villanos, las cámaras filmaron simplemente, no hay un narrador que induzca una supuesta verdad; se retrató una realidad que oficialmente no se reconoce con la crudeza, la crueldad, la angustia, la ira y la indignación de cada momento. Grabaron en medio de las balas las situaciones que ocurren en una guerra. Los autodefensas también torturaban, también incurrieron en excesos. Así son las guerras y así respondieron a años de abusos de “Los Templarios”.
El documental no busca una explicación, pero la da al recoger escenas de hechos que el gobierno minimizó o de plano ocultó. Cartel Land muestra el fracaso del Estado mexicano en Michoacán, que incumplió con uno de sus deberes fundamentales, que le dan su razón de ser: proporcionar seguridad a quienes habitan en su territorio.
Cartel Land muestra una realidad que, pese a los maquillajes, permanece.