En torno a la verdad
En tu vida. Juan está muy ocupado, hace sus negocios, dinero, tiene proyectos, toma vacaciones y placeres según su capricho. No tiene en cuenta a Dios, no se deja guiar por él.
El hombre no es feliz, quiere divertirse y vivir 100 años en este mundo. Tropieza, sufre y muere sin sentido porque le falta Dios.
Dios habla.Una de las grandes revelaciones que trae Jesucristo a los hombres es el Reino de Dios. Es un tema central en su predicación.
El Reino de Dios quiere decir que Dios es el verdadero rey, más que los presidentes y reyes de la tierra. Es Dios quien guía a las multitudes a las metas verdaderas, a la felicidad definitiva.
El Reino de Dios viene a lo largo de la historia. Dios hizo el universo y los hombres, es su Señor, debe reinar sobre todas las cosas.
Desde el principio, progresivamente va estableciendo su dominio, abierto, visible sobre el universo y los hombres.
Su reinado se anuncia y se prepara para los últimos tiempos. Todo apunta a los tiempos de definitivos de la manifestación de Dios en su Mesías.
Cristo aparece sobre la tierra como Mesías. Lo consideramos en las fiestas de navidad hasta el domingo del bautismo de Jesús.
El evangelio de hoy nos muestra la plenitud de la vida, cumpliendo la misión de su Padre, predicado, sanando, expulsando demonios.
Figura de él es el profeta Jonás que predica el juicio de Nínive.
Jesús anuncia que se ha cumplido el tiempo fijado por Dios, el Reino de Dios está cerca.
Cristo lo hace presente, prepara el corazón de los hombres, se carga el pecado del pueblo corrupto sobre sus espaldas, enfrenta a las autoridades corruptas y los criminales que lo matan. Pero su Padre le da el triunfo, lo resucita e inaugura el mundo nuevo de la resurrección, de la vida nueva, la reconciliación la paz.
La mañana de la resurrección amanece el mundo nuevo y empieza a crecer.
Somos afortunados porque seguimos a Cristo resucitado, triunfante. El Reino ha comenzado en medio de nosotros, es un hecho.
Nuestro deber ahora es entrar en el Reino, ser hombres nuevos, sin malicia ni pecado.
Ya no pisotearán la ley, desaparecerá la desigualdad, la impunidad, tendremos seguridad, trabajos.
Necesitamos cambiar, convertirnos, vencer el crimen, el pecado que está en nuestro corazón.
Así hacemos presente el Reino de Dios, de verdad y justicia, de santidad y buena relación con Dios, de justicia amor y paz.
Con todo, el Reino en esta vida es una preparación breve para el Reino del cielo.Hay que vivir como que vamos de paso, sin dejarnos seducir, apresar ni envolver por los bienes del mundo. “Vivan los que disfrutan como si no disfrutaran”, afirma Pablo.
No se crean de los científicos, empresarios y políticos que prometen transformar este mundo de corrupción, inmundicia moral, mentira y prepotencia en un cielo, para vivir aquí para siempre, felices.
Hay que convertirse, buscar a Cristo, dejarse cambiar por él para preparar el Reino en esta tierra.
Hay que cambiar toda la vida: modos de pensar, actitudes, acciones. Hay que tener otras metas e intereses, organizarnos de otra manera, dejar el tiempo vano de puro negocio y placeres, cuántas veces desenfrenados, irracionales.
Así cumpliremos la palabra: arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
Vive intensamente.Cristo te mete en el Reino de Dios. Escúchalo, déjate tocar y cambiar por él. Dale mucho tiempo para estar con él, déjate transformar.
Cristo con nosotros. Cristo está aquí,el Reino es una realidad. Te alimenta con su cuerpo y con su sangre.
Para comentar en familia.¿Qué hacer en familia para seguir a Cristo y entrar en el Reino, qué tenemos que cambiar para seguirlo a él?