La opción
Sucede que hay escándalos. Pero más bien debemos preocuparnos por combatir el mal donde esté y procurar justicia, en la verdad y con respeto absoluto a la persona.
Pongan atención a este breve relato:
“La multitud que rodeaba al cura, vociferante, falsamente justiciera se fue retirando, comenzando por los más perversos. Quedaron Jesús y el cura solos. Inició un diálogo discreto, respetuoso.
– Nadie te ha condenado?
– Nadie, Señor.
– Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más.
Es una traducción de la escena evangélica de San Juan a los tiempos de hoy, con sus problemas propios.
Las multitudes incontables del mundo, convertido en una aldea global por los medios de comunicación, muestran reacciones instintivas, primitivas, tienen sed de divertirse, por eso buscan lo escandaloso. La estrategia de los medios de comunicación es darles eso.
La gente quiere circo, muchas veces a costa de la caída de los demás y de la sangre.
Su instinto irracional vuelve a los hombres impúdicos, malvados, crueles. Los hombres de la noticia no son diferentes a los demás hombres. Se parecen a las multitudes de los judíos que querían apedrear a la mujer pecadora en tiempos de Jesús.
El hombre siempre debe moverse por las normas que fijó el Creador en el ser humano: derechos humanos, dignidad de la persona humana, el bien moral, el bien común para la realización definitiva de todos. Es libre pero debe seguir su consciencia bien formada por los valores morales.
No puede tener reacciones pueriles, caprichosas, sin freno. En la vida social debe buscar la verdad, sin manipulación, el respeto a la persona, debe promover la justicia social.
Estos valores no se pueden sacrificar al escándalo que es el incentivo para vender noticias y hacer buenos negocios. No se pueden publicar escándalos por morbo.
Se deben combatir el crimen y los pecados siempre y en todas partes, sea en la institución que sea. No es lícito analizar con lupa algunas instituciones como la Iglesia para encontrar la falta, que existe, y hacer escarnio.
La corrupción está en todas las instituciones y clases sociales. Un funcionario del gobierno de Uruapan era obligado por su jefe a acompañarlo a las cenas con prostitutas y a las juergas. No era nada más el carro de lujo y fotos de mujeres ligeramente vestidas y provocativas. Cometían pecados sexuales, adulterios, infidelidades. El tipo embarazó a una mujer se puso a punto de perder a sus esposa y a sus hijos.
En las clases privilegiadas por el dinero y el poder, muchos crímenes se solapan y protegen. Ahí no aparecen, por lo regular los comunicadores ansiosos de informar a la sociedad. La tarea de informar debe ser pareja con todos, no tomar como blanco a instituciones como la Iglesia.
Se ha hecho escándalo con la conducta del cura Jorge Manuel Guevara. Subió a las redes sociales de un carro de lujo y mujeres provocativamente presentadas. Hay que juzgar el hecho con objetividad. ¿Es delito subir fotos a las redes? ¿El carro audi es propiedad suya? ¿Cómo lo obtuvo? Estrictamente hablando las fotos pueden ser bajadas de internet o producto de un montaje? No afirmo, nada más planteo la cuestión en un plan lógico.Puede ser una tormenta en un vaso de agua. Por otro lado, el sacerdote está obligado se ser perfecto como su Papá del cielo, para representar a su Maestro, el más santo que ha existido sobre la tierra.
Hay delitos, en no sacerdotes, mucho peores: violaciones, acoso sexual, fraudes, sueldos inmerecidos. Hay quien asesina por propia mano o por medio de sicarios, asesinatos de bebés no nacidos. Muchos de estos hechos no se publican, muchos otros se silencian por dinero o por influencias. Hay muchos casos de corrupción y crimen que gozan de la condescendencia de los profesionales de la noticia.
La autoridad legítima ha sancionado al mencionado cura, en la expresión de ciertos medios. Es conocida por todos la gravedad del hecho de ser removido de su cargo.
Por lo demás, un árbol debe cubrir el monte. El caso de Jorge Manuel es una excepción en la conducta de los padres. Puede haber otros casos aislados de sacerdotes pues son seres humanos, débiles, limitados. Pero también hay sacerdotes entregados, que viven su sacerdocio y celibato plenamente y son muchos más. Un ejemplo es el del padre Pedro Gutiérrez que fundó la Ciudad de los Niños de Salamanca que ha dado profesionistas y sacerdotes. Su virtud y su obra ha sido y galardonada por el gobierno.
Para construir el mundo de justicia y rectitud, sin escándalos que queremos, hay que cambiar de actitud e imitar la comprensión y la misericordia de Cristo con el pecador, concretamente con el cura caído.
En la obra clásica de teatro Don Juan Tenorio se exalta la bondad de Dios. Después de su vida de pecado Don Juan se convierte y se acoge a la misericordia de Dios: “Es el Dios, de la clemencia, el Dios de Don Juan Tenorio”.
Hemos de ser implacables contra la corrupción, la falsedad, el crimen, la perversión, como tanta impunidad, injusticia, fraudes, perversiones y crímenes sexuales, pero hemos de ser misericordiosos con los pecadores para que se arrepientan y transformen su vida según la ley de santidad de Cristo.
Llevamos en nosotros una parte de crimen que debemos reconocer humildemente y la necesidad permanente de conversión. Así tendremos una gran capacidad de comprensión y misericordia para con los demás.