Libros de ayer y hoy
La vida, sí, pero la vida al centro, sin antropocentrismos, donde todos los seres vivos estemos considerados, porque todos somos importantes en esta realidad y no solo el hombre como se nos enseña. Estas aspiraciones nos permiten avanzar cuando al tomar decisiones con libertad y sin subjetivaciones, que dan sentido a la responsabilidad planetaria, no solo en nuestro espacio común, sino en la Tierra, ello, nos debe llevar a la comprensión que cualquier exceso de los humanos continuara deteriorando el medio ambiente y la biodiversidad de Pachamama.
Somos personas con identidad nacional y planetaria, al ser género humano, y ambos campos se encuentran debidamente vinculados, lo que hagamos en México mal, se resentirá en otro espacio del planeta. Y en este sentido, nuestra célula básica, la familia en sus diferentes expresiones y no solo nuclear requiere de una responsabilidad de todos hacia su bienestar presente y futuro, pero debemos de ampliar esa responsabilidad cuando hablamos del mundo viviente de manera planetaria, incluyendo en sus derechos a los bosques, los animales, es decir, los seres vivos, pero reconociendo en el respeto al agua, al aire, la tierra, la luz.
Principios básicos y axiológicos sobre la solidaridad humana y de respeto a la vida se alinean cuando pensamos en el misterio del ser y del regalo que se nos dio por parte de nuestros progenitores y que nos permite definir que el lugar que tomamos como ser humano en la naturaleza no es antropocéntrico, asimétrico, ni en un ejercicio de poder para controlar al otro, que humano o no, responda a nuestros intereses, sino que compartimos un espacio y que debemos ser respetuosos en ese ejercicio.
La responsabilidad nos lleva a comprender que debemos de acceder a valores básicos, al respeto, a la tolerancia, a la convivencia, a la fraternidad, en un marco de igualdad y libertad que nos ayude a fortalecer el piso ético para una comunidad global que requiere de avanzar para no destruirnos. En este sentido la Carta de la Tierra nos ayuda a encontrar estas vías para lograrlo, la Carta nos enseña que es necesario el respeto y cuidado por la comunidad con vida; integridad ecológica; justicia social y económica; democracia, sin violencia y construyendo Paz.Hay que reflexionar lo que estamos haciendo como humanos a partir de la manera irresponsable de nuestro consumo en un mercado que ya nos hizo hedonistas, narcisistas, con valores líquidos, pero por el otro lado, hay que seguir trabajando en evaluar la aplicación y diseño de las políticas públicas, es decir que tanto han beneficiado a la población en su manera de adquirir competencias y libertades en su toma de decisiones éticas; pero también, en lo que dejamos de hacer para la protección, cuidado y conservación de nuestros recursos naturales, en ellos, los mantos friáticos, los cuerpos de agua en Cuitzeo, Queréndaro, Pátzcuaro, Yuriria, Zirahuén, la presa de Infiernillo, la presa El Gallo, entre otras, que requieren no solo de la mirada de la autoridad, sino de quienes actuamos como miembros de la colectividad. Asume tu responsabilidad social, pensando en tu compromiso de atender a las necesidades de protección y cuidado del medio ambiente y la biodiversidad.
La responsabilidad social ya esta generando los espacios en algunos municipios, entre ellos Apatzingán, en donde se esta trabajando para fortalecer el respeto al medio ambiente y a la biodiversidad, enseñando las grandes líneas de acción y estratégicas no solo de la Cultura de la Paz y el Desarrollo Humano, sino también de la Carta de la Tierra , acciones que nos comprometen a la filosofía que tienen las organizaciones de la sociedad civil como la Fundación El Sol.