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HUETAMO, Mich., a 18 de Marzo de 2014.- Sin importar el intenso sol, con fe y devoción los católicos se reunieron en el jardín principal de esta ciudad, para protagonizar la sentencia, crucifixión y muerte de Jesús.
En la presentación, se pudo apreciar que el procurador acostumbraba soltar al pueblo un preso, el que quisieran, tenían en aquel entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás. Reunidos, Pilatos les dijo ¿A cuál queréis que os suelte? A Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo.
Entonces los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús.
Cuando Pilatos se dio cuenta de que no se lograba nada, sino que sólo se haca más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: ¡Yo soy inocente de la sangre de éste! ¡Será asunto vuestro!
Respondió todo el pueblo y dijo: ¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Después de desnudarle, le echaron encima un manto de escarlata. Habiendo entretejido una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha pusieron una caña. Se arrodillaron delante de él y se burlaron de él, diciendo: ¡Viva, rey de los judíos! Y escupiendo en él, tomaron la caña y le golpearon la cabeza.
Entonces, se dio la liberación de Barrabás, solicitada por el pueblo y pidieron la crucifixión de Jesús, de ahí partieron y se recorrió alrededor de 4 kilómetros de distancia, Jesús cargó la cruz de madera por las calles acostumbradas, hasta llegar al calvario donde fue, finalmente crucificado.
También en la jefatura de Tenencia se llevó a cabo la escenificación de la Sentencia, Crucifixión y Muerte de Jesús. Todo el esfuerzo realizado por los organizadores de la comunidad indígena de Huetamo y la tenencia de Cutzeo, valió la pena, dado que la escenificación cumplió las expectativas en ambas partes.