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MORELIA, Mich., 22 de septiembre de 2014.- Impunidad es el signo de la intervención federal en Michoacán. A un año de arteros crímenes contra perredistas en el estado, sus familias y los michoacanos solo hemos encontrado el silencio y el pretexto, como respuesta a la demanda de justicia que es connatural al asesinato de cualquier individuo al margen de su militancia partidaria e ideológica.
De acuerdo con un comunicado de prensa, nada ha dicho, ni el gobierno de Michoacán (simple espectador de las injusticias que vivimos los michoacanos), ni el gobierno federal (lamentable actor tras bambalinas de las desgracias de los ciudadanos de este estado) acerca de las investigaciones sobre los crímenes de Carlos de los Santos Camacho, Osbaldo Esquivel Lucatero, Javier Sagrero Chávez, Ygnacio López Mendoza y Roberto Carlos Vidales.
Decir que todos fueron valiosos militantes de la izquierda, que eran excelentes seres humanos comprometidos con su entorno social, que Carlos de los Santos era un gran abogado decidido a defender los derechos de los michoacanos, que Osbaldo fue un gran diputado comprometido con la tierra caliente, que mi amigo Javier fue líder del Barzon y un alcalde de Quiroga cercano a las necesidades de los ganaderos, o que Nacho y Roberto eran fundadores de nuestro movimiento; no hará que los ponga en una situación distinta a la de la impunidad que guardan los crímenes de otros michoacanos en el gobierno del PRI.
Los perredistas de Michoacán no solo queremos placas que le recuerden por siempre al gobierno corrupto que hay cuentas pendientes con criminales y con quienes les dejan en la impunidad. Exigimos además que haya un Estado de derecho pleno y vigente. Queremos castigo para los criminales y exhibición para sus cómplices que los han dejado en el anonimato en más de un año.
Los militantes del PRD añoramos la presencia de Carlos, Osvaldo, Javier, Nacho y Roberto, y sentimos que nos hayan dejado sin ellos hace casi un año; con plena impunidad. De igual manera lamentamos que el gobierno federal no haga nada frente a los crímenes de 662 perredistas asesinados de 1988 al año 2000. Alguien exige justicia y esos somos los militantes de izquierda.
Los perredistas de Michoacán y los ciudadanos de este estado no queremos un gobierno de declaración o fotografía, y si un Estado que esté presente con a los
michoacanos en resultados y entregando a criminales en prisión por homicidios y delitos que nos laceran.
Carlos de los Santos Camacho, asesinado el 15 de junio; Osbaldo Esquivel ejecutado el 10 de septiembre; Javier Sagrero muerto el 13 del mismo mes; Ygnacio López Mendoza víctima del crimen el 9 de noviembre y Roberto Carlos Vidales asesinado el 24 de diciembre; todos el año pasado, no merecen el descarado olvido, como tampoco debemos hacerlo de los más de 600 perredistas acribillados arteramente por matones que siguen en la impunidad.
Nadie gana con construir una supuesta legalidad al margen del recuerdo de crímenes que hoy nos lastiman a todos por ser símbolos de un estado de derecho, más bien devenido en estado de desecho.
Que sepan los michoacanos que no se nos olvidan estos crímenes, que el PRD demanda justicia a ellos de hace un año y que queremos también la aplicación de la ley para los casi 700 militantes de izquierda que murieron en plena impunidad en los primeros doce años de vida de este partido.
El PRD tiene memoria. Eso es lo que da sentido a nuestra izquierda.