La corrupción: más que una cuestión de valores
VENTANA | José Cárdenas | MARTES 31 MAYO 2016
Alan Pulido, un tipo con suerte
Secuestrado en el infierno donde los criminales son el poder en una tierra dominada por la delincuencia, el futbolista tuvo la “fortuna” de haber sido “seleccionado” por plagiarios inexpertos. Según la versión oficial –que siembra dudas en redes sociales– un descuido de los captores le permitió comunicarse por medio de un celular, y prácticamente coordinar el operativo de su rescate.
¿De milagro pudo “zafarse”?
Tiene la suerte de ser figura pública; provocar la atención del gobierno estatal y las fuerzas federales –el propio secretario de Gobernación giró instrucciones para rastrearlo. Aun así, solo la audacia del goleador del Oliympiacos de la liga griega –antes del Levadiakos; acabó de pleito con los Tigres de la UANL– pudo precipitar el feliz desenlace tras 24 horas de plagio.
Pulido trasnochaba el sábado al ser interceptado por sujetos armados; se lo llevaron a fuerza; dejaron libre a la novia quien dio el aviso…
Tamaulipas es la entidad con mayor número de secuestros del país. Durante la administración del gobernador Egidio Torre Cantú ha habido 909 nueve denuncias –según cifras reportadas por el diario Milenio; sólo en Ciudad Victoria, la capital, se han registrado 203 casos, más que en ninguna otra población de la entidad.
Los números rojos alarman.
La organización Alto al Secuestro, encabezada por la activista Isabel Miranda de Wallace, advierte que Tamaulipas carece de estrategia, acciones contundentes y voluntad para erradicar este flagelo del crimen; apenas hay un asesor jurídico adscrito a la coordinación estatal antisecuestro; el 98 por ciento de las víctimas se encuentra en total indefensión. En Tamaulipas, el tejido social está roto.
¿La seguridad solo protege a ricos, poderosos… y famosos?
El gober Torre Cantú podrá tomarse la foto de rigor con el deportista liberado y pretender colgarse la medalla del rescate… pero no puede engañarnos. El mandatario “ausente” no deja de encarnar el fracaso político por mucho que pretenda exhibir el éxito en medio de un mar de fracasos, justo a una semana de las elecciones. El oportunismo de quien recibió el poder sin merecerlo –luego del asesinato de su hermano Rodolfo– no achica el tamaño del desastre ni rompe el círculo infernal que por años ha cercado los tamaulipecos.
Tamaulipas es un estado de emergencia, crimen y tragedia.
¿Lo sabía Alan Pulido?
EL MONJE RECOMENDADOR: Hay que leer para entender: Tamaulipas. La casta de los narco gobernadores: un eastern mexicano, de Humberto Padgett.
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Todos están muertos
Los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron secuestrados, calcinados y sus restos arrojados al Río San Juan en Cocula, Guerrero; vivos se los llevaron… y no regresarán.
Esa es la verdad histórica basada en evidencia científica y el testimonio crucial de Felipe Rodríguez Salgado, alias El Terco o El Cepillo, –quien admitió haber dirigido la masacre– y las declaraciones de otros 98 detenidos relacionados con los hechos, afirma el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam.
Sin embargo, la lógica de esa “verdad histórica”, según la cual el móvil de la masacre fue la confusión de los estudiantes con un grupo criminal antagónico a los Guerreros Unidos, no engrana con la lógica de la protesta por los desparecidos.
A los deudos de Ayotzinapa poco importan la certeza y profundidad de las investigaciones oficiales; nada interesan los testimonios criminales, tampoco si las detenciones se multiplican al infinito o si la autoridad logra integrar una narrativa coherente y precisa para explicar la masacre de Iguala.
La conclusión de la PGR está condenada al descrédito. Quienes conducen la protesta no aceptarán la muerte de los jóvenes; pedirán de aquí a la eternidad pruebas científicas, confiables y contundentes para aceptar los hechos.
Sin embargo, las evidencias demandadas por los deudos son imposibles de obtener; ellos y quienes los apoyan lo saben; difícilmente habrá más restos identificables como los correspondientes a Alexander Mora Venancio. En el muy remoto caso de que los forenses austriacos tuvieran éxito solo podría confirmarse el homicidio colectivo sustentado por la PGR.
La negativa a aceptar el resultado del minuciosos trabajo pericial de la PGR no tiene que ver con la necesidad de aferrarse a la más mínima esperanza de encontrar a los normalistas con vida.
Aceptar lo que el gobierno ha dicho implica desparecer, además, un movimiento político, y si ese movimiento político desaparece, desaparece el respaldo a todos los demás movimientos sociales que alimentan el afán por la imposición de un cambio profundo en las estructuras del poder guerrerense; no pocos sueñan aún con aquella vieja utopía de la revolución setentera que nunca ocurrió… y la masacre de Iguala pretexto inigualable.
EL MONJE LOCO: En política no hay coincidencias. Minutos antes del virtual carpetazo al caso Ayotzinapa, el Presidente de la República pedía paz; “no quedar atrapados”. Para Enrique Peña Nieto cuatro meses han sido suficientes; la sombra impune de los crímenes de Iguala es un lastre cada vez mas pesado. La verdad histórica y sus implicaciones jurídicas buscan exorcizar a los demonios que andan sueltos.
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