La inconformidad por el agua crece
El mundo sigue conmocionado con el reciente accidente del avión Airbus A320 de la aerolínea Germanwings de Lufthansa, donde murieron 150 personas incluyendo el copiloto alemán quien presuntamente, estrelló de manera deliberada la aeronave en los Alpes franceses.
De manera inesperada y a menos de 72 horas del incidente, el Fiscal de Marsella Brice Robin anunció que contaban con pruebas que hacían suponer que el copiloto Andreas Lubitz de 27 años, al encontrarse sólo en la cabina, había accionado el botón de descenso del avión con los resultados ya conocidos por todos.
Sin temor a equivocarme, es la primera vez en la historia reciente de los accidentes aéreos que en tan poco tiempo descubren la causa del incidente y la dan a conocer a la opinión pública mediante filtraciones periodísticas. Generalmente las investigaciones de éste tipo suelen tardar varios meses e inclusive años, sin embargo, la premura con que se dieron a conocer la causa del siniestro deja muchas interrogantes yha generado un gran escepticismo entre la comunidad aeronáutica internacional.
Es por todos conocido que la empresa Lufthansa, que genera multimillonarias ganancias anualmente a sus dueños, se encuentra en problemas con su personal desde agosto del año pasado. Auxiliares de vuelo, pilotos y personal de tierra se suman a una huelga intermitente por no llegar a acuerdos laborales con la empresa. Según señalamientos hechos por algunos de los pilotos que piden guardar el anonimato, “los pilotos están sometidos a una violencia laboral sin precedente”.
El pasado mes de septiembre Lufhtansa canceló unos 900 vuelos por la huelga de 24 horas que declaro el Sindicato Alemán de Auxiliares de Vuelo, al que están afiliados los mil 800 empleados del consorcio aéreo. La cancelación de estos vuelos afectó a unos 40 mil pasajeros. Desde entonces los vuelos en la aerolínea alemana no se han regularizado en los 15 aeropuertos de la firma, incluyendo el de la Ciudad de México.
Ya se comenzaron a escuchar las voces de quienes suponen una conspiración contra el joven copiloto acusándolo de terrorista y utilizando su historia personal como una cortina de humo para esconder la verdadera causa del desastre, una posible falla mecánica o deficiente mantenimiento de la aeronave.
Inclusive se acusa al fiscal francés de haber sido corrompido por la empresa alemana para dar por concluido el asunto lo antes posible, ofreciendo incluso 50 mil euros a cada familia de los fallecidos.
Habrá que esperar las reacciones de los familiares y amigos a quienes los medios de comunicación aún no han dado el derecho de réplica.