Mario García, no apto para la generación de cristal
Tejones… es Jaime Darío
Las inconformidades al interior del PRI no son cosa de siempre; generalmente los descontentos los ubicamos en los asuntos perredistas o panistas, pero no priístas, pues es harto conocida la legendaria disciplina partidista a la que sus miembros se deben someter una vez destapado “el bueno”. Las inconformidades en el PRI tienen poco; de hecho, se comenzaron a generar repetidamente una vez que el tricolor perdió la supremacía electoral federal del año 2000. Ya sin la cabeza presidencial, el poderío del partido se convirtió en exclusiva del dirigente nacional, cuyo peso fue fácilmente superado por los primeros inconformes que resultaron ser críticos.
En el interior del país, en los estados, los inconformes se multiplicaron, acaso, de manera mesurada pues el peso político de los gobernadores aún se dejaba sentir.
Hoy, con todo y cabeza presidencial, la costumbre por inconformarse ante las abusivas imposiciones y dedazos se quedó como una constante, pues los priístas se dieron cuenta que también tienen derechos. Quizá no se nota en la designación del candidato a gobernador, pero para las diputaciones federales, locales y presidencias municipales, los militantes ya respingan; ya no les apetece tragar lo que la vieja costumbre decía que tenían que tragar para luego decir que estaba buena. Hoy, muchos priístas parecen más emancipados; pagan sus cuotas, acuden a mítines, a cursos, y cuando les imponen a un gallo que no hace ni lo uno ni lo otro, luego-luego rezongan, como los aspirantes a la alcaldía de Morelia, Carlos Río, Consuelo Muro y Constantino Ortiz, quienes ven en la figura del exsecretario de Gobierno, Jaime Darío, no solo un rival a vencer, sino un “compañero” que agarró mañoso atajo para posicionarse como “el bueno” para la alcaldía de Morelia.
Ahora, los frustrados aspirantes ya comienzan a hacer coqueteo mutuo con otros institutos políticos, como el PRD, que ganaría más con ellos que con un candidato rijoso como Juan Carlos Barragán.
No deberían sorprenderse los priístas quejosos, pues el éxito de su partido ha sido siempre la imposición desde arriba que, si bien le costó muchas fracturas de las que derivaron partidos como el PRD, también le mantuvieron brutalmente unido.
CARPETAZO PARA LOS 43
Aunque es un tema que decidí no seguir abordando, me parece necesario comentar el desacierto de la PGR al cerrar el caso de los normalistas asesinados en Iguala. Los padres de familia presentaron una lista de 10 razones por las que no debió cerrarse el expediente; yo en cambio solo tengo una, y de hecho, coincide con la primera de los padres, y se refiere a que el argumento científico no es concluyente; no hay suficiencia científica en los resultados e incluso hay contradicciones que hacen dudar.
Hasta por mero simbolismo, la Procuraduría debió haber dejado abierta la posibilidad de más pruebas, más testimonios, más peritajes, para que esa “verdad histórica” fuera enriquecida sin ser penosamente concluyente y no dejar una amarga duda que, ahora, por capricho gubernamental, el presidente EPN tendrá que cargar a manera de oscura mancha por el resto de su mandato… y su vida.
MIL MANERAS DE MENTIR
Manera de mentir #11: FOTO FAMILIAR. Suba a las redes fotos con su familia, preferentemente si sus hijos son menores de edad y diga que “sin importar el cuantioso trabajo que tenga, siempre se da tiempo para ellos” (aunque generalmente no sea cierto). Si usté es un corruptazo, la gente no lo notará cuando se le vea abrazando a sus críos como buen padre de familia.
¡¡Buen miércoles para todoooooooos!!