Miscelánea, salud y política
Una bella adolecente de 11 años, mi amiguita, preguntó a su mamá: -¿Santiago cree en los Reyes Magos? -¡No! contestó la madre, no cree…
Los mexicanos nos enfrentamos continuamente al dilema cultural de mentir o decir la verdad y sin notarlo, si mentimos hacemos daño a quienes amamos y nos hacemos daño nosotros.
-¿Por qué no cree Santiago en los Reyes Magos?, insistió la joven.
-Por qué no los ve, contestó la mamá creyendo que con esa media mentira salvaba el momento.
Cuando me comentó la mamá el incidente, le aclaré: -Una media mentira es una mentira, no existen las medias verdades; no creo en los Reyes Magos porque simplemente no existen. ¿Por qué no le dijiste a tu hija la verdad? –Por qué no quiero crearle un desengaño, contestó la madre –No entiendes, cuestioné, que si tu hija te pregunta respecto a la existencia de los Reyes Magos es porque ya tiene información de su inexistencia y que tú, con la insistencia de mantener la mentira pierdes credibilidad y autoridad ante tu hija y que además, por estar en el proceso de convertirse en mujercita, es cuando más necesita de tener una madre amiga en quién confiar. Hoy, ante sus ojos, es más confiable la amiguita que le dijo la verdad sobre la inexistencia de los Reyes Magos, que su mamá, lo que no solo es triste, sino que como madre, diciendo que la amas, te descalificas para poderla guiar, te descalificas para ayudarla… Luego nos preguntamos: ¿por qué mis hijos no me creen o no confían en mí?
Como muchos, soy Católico a mi manera, es decir, acomodo la religión a mi entender y con base en ello vivo mi vida; en ese sentido, contrario a la costumbre popular y eclesial de inventar cuentos y mentiras para explicar lo inexplicable, estoy convencido de que mi religión se sustenta en la verdad y que por ello la verdad debe ser bandera en mis dichos. Ello me lleva de inmediato a una confrontación con los gurús que se autonombran representantes de Dios y se sienten pastores de ovejas a las que exigen obediencia y que crean lo que “ellos” dicen, cuando explícitamente mienten. Me explico: Al igual que Los Reyes Magos no existen, o que me expliquen cómo tres tipos, montados en animales, le hacen para distribuir por todo el México, miles de juguetes, a casi todos los niños, en solo una noche… No se necesita ser un genio como Calderón para entender que esto es imposible; lo mismo aplica para Adán y Eva; ¿a quién se le ocurre creer que una pareja que tuvo dos hijos, Caín y Abel, es la raíz de toda la humanidad?, esto es imposible, porque aún si Caín y Abel se prestaban sus “cositas”, no podían engendrar, es decir; como preguntaba mi hijo a los seis años -¿Con quién se casaron los hijitos de Adán y Eva?; lo que me lleva a otro conflicto existencial y religioso: si no existieron Adán y Eva, no hubo pecado original, si no hubo pecado original el bautismo no tiene sentido, si el bautismo es un sinsentido, entonces el sacramento que da carta de “pertenencia” a los católicos, pues es inválido, no tiene sustancia ni sustento y con eso todo pierde validez. Todo por querer sostener una religión que predica la verdad ¡En mentiras!
Decía que soy Católico a mi manera y aclaro, no a mi conveniencia, que es como observo que la mayoría acomoda la religión, al grado de que, cuando no les conviene un matrimonio, que solo Dios puede separar, pues lo anulan mediante un arreglo con la Igle$ia ¡Bien!, en mi forma de ser Católico, no me confieso porque no creo en los representantes divinos, pero en cambio charlo en mi interior con el Creador, no voy a Misa, pero en cada atardecer veo la obra del Señor y cuando digo mentiras, que trato de no hacerlo, no me hago pendejo con justificaciones idiotas, simplemente digo, mentí y asumo el resultado.
No tengo duda, mis puntos de vista van a conflictuar a la mayoría de mis dos lectores y a mis cuates, lo sé; pero, en mi opinión, quién quiera vivir en la mentira y con los ojos cerrados está en su derecho, a la que no le puedo fallar es a mi amiguita de once años que al preguntar: -¿Cree Santiago en Los Reyes Magos?, está depositando en mi la confianza de que la respuesta será la verdad, algo poco común en nuestro México y que ella espera de mí. Por eso confirmo: Los Reyes Magos no existen, Adán y Eva tampoco y la justificación de la Casa Blanca es otra mentira… ¡Así de sencillo!