Poder y dinero
Dar sentido a las elecciones/I
Ya viene el vendaval de los procesos electorales. Necesitamos no ser como hojas que hacen como quieren. Debemos tomar nuestra distancia y orientar los procesos.
La agitación de los períodos de elecciones ya está aquí. Los vientos fuertes que sacuden caminos y calles llevando la basura de un lado para otro han retornado y acampan en nuestra vida.
Ya comenzaron a reacomodarse los actores políticos. Hay movimiento para posicionarse con miras a un “hueso” nuevo, más rico. Muchos renuncian a sus puestos, sin terminar la tarea, contra sus promesas de campaña. No les importa la continuidad, ni llevar a término las obras. Descaradamente buscan ventajas personales. El Bien Común, de los pobres, no sueñen, no cuenta. No podemos soñar.
El presidente del senado se apunta para gobernador. Otro senador se apunta para lo mismo, en algunas administraciones hay desbandada.
El bombardeo de noticias, comentarios y spots va llenar nuestro cielo sin piedad, como lluvia que penetra y ruido que aturde.
Es un dispendio inútil cuando faltan medicamentos de primera necesidad en los hospitales, faltan médicos y hay millones y millones de mexicanos que no tienen una alimentación sana y suficiente.
Es conocida la participación de los partidos políticos y sus candidatos, no se corrigen, muestran los mismos vicios graves. ¿Y qué decir del cuerpo social, de la ciudadanía democrática?
No podemos ser basura arrastrada por el viento ni un rebaño de borregos que se dejan conducir mansamente. Adolecemos de educación cívica, es una laguna ancestral, por eso, la sociedad es incapaz de una actitud digna y madura
La sociedad es tratada como una pelota que con la que juega la clase política. Se presta al juego de los líderes sin defenderse ni exigir orden y respeto.
El juego ´de simulación de democracia, de promesas falsas, la danza del poder y el dinero continúa. También los males vicios políticos continúan, los malos gobiernos, el patinaje sobre lodo y la caída libre en el caos siguen paralelamente.
Hay tristes defectos del alma humana en asuntos electorales: ignorancia, falta de madurez, indiferencia, apatía.
Hay una actuación pobre. No hay compromiso, seriedad, preparación, sentido del bien común, conciencia ciudadana. Es la regla general.
Hay factores de peso: la sociedad no está organizada.
No ha sido educada ni ha madurado para vivir en democracia. Es una situación que se arrastra desde los orígenes de México.
Nos urge tomar conciencia del papel que nos corresponde en el gobierno, en la conducción del estado para llevarlo al progreso en la justicia.
Realmente el responsable del gobierno, de la gestión de la cosa pública es el pueblo, en él reside la soberanía, de él dependen los buenos gobiernos.
¿Quién nos va a educar a las mayorías ciudadanas cuando los que tienen el poder les conviene que el pueblo sea ignorante y débil, es decir manipulable para servir a los intereses de los partidos y de jefes egoístas y soberbios?
Ofrecemos aquí una gotita de agua para servir a los ciudadanos en su sed de democracia, de gobiernos que no se apacientan a sí mismos, de respeto, de bienestar y vida digna en el imperio de la ley, la centralidad de la persona, el bien común.
Hay que tener presentes afirmaciones fundamentales: el responsable de la gestión de la cosa pública, del gobierno, para levarlo al desarrollo y bienestar es el pueblo democrático.
La tarea recae, finalmente, en cada ciudadano. Cada michoacano debe sentirse responsable del estado. El individuo es la unidad irreductibleque se libera de los vicios gubernamentales, él prepara que esperamos.
Necesitamos darnos una educación integral, adecuada para la edificación del país con el ejercicio de derechos y obligaciones en la marcha de la nación. Sólo así podremos cumplir la tarea individual y hacer avanzar el conjunto. Necesitamos buscar el tiempo y los medios para esta educación.
Necesitamos tener claras las metas que buscamos y los principios y valores del compromiso social que nos llevan a ellas.
Somos seres inteligentes, hay conceptos de la vida social que debemos tener claros.
Somos seres libres, debemos normarnos por los grandes principios y guiarnos con firmeza hacia las metas válidas. Necesitamos formación moral.
Después de definir el contexto y poner algunos preámbulos ofrecemos verdades concretas fundamentales, firmes como cristal de roca, como autopista de cemento para avanzar a velocidad crucero hacia horizontes suaves, apacibles.
El único gobernante bueno es Dios, es el guía sabio y seguro de gobernantes. Es una referencia preciosa de quienes tenemos fe.
El poder dimana de Dios, él comparte su poder con reyes y gobernantes. Esta relación con Dios los libra de volverse autócratas, arbitrarios, asesinos y destructores caprichosos, pues se guían por Dios y su santa ley.
Deben servir a la persona humana que es el valor central, no la pueden utilizar para alcanzar el poder o enriquecerse. El Bien Común está por encima de los intereses partidistas y egoístas.
Los gobernantes no pueden utilizar a la gente, aprovecharse de su ignorancia y pobreza, al contrario deben proteger y levantar a los débiles y a los pobres.
Deben resistir a la bestia apocalíptica del poder por el poder, dejar de adorar al dios Mamón del dinero.