Pacto entre cárteles conjuró la violencia en Tijuana?

TIJUANA, BC, 1 de abril de 2012.- Considerada la quinta ciudad más poblada de México, Tijuana de pronto quedó sin violencia, pero no por alguna acción del gobierno, sino por conveniencia de las organizaciones criminales, que decidieron pactar una tregua ante la decadencia en que se encontraba esta localidad, la otrora ‘Antesala del Imperio’.El antropólogo Víctor Clark Alfaro, presidente del Centro Binacional de Derechos Humanos de Tijuana y catedrático de la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, describe los dramáticos momentos que experimenta esta localidad, que hoy ya no es más escenario de sangrientos ajustes de cuentas entre las bandas delincuenciales, pero resiente las secuelas de décadas de convulsión.“Hoy en Tijuana, las autoridades, los empresarios y fundamentalmente la sociedad civil trabajan a fondo para revertir una situación extremadamente adversa, con un turismo colapsado que dejó de atraer a millones de visitantes, una ciudad desierta, una industria maquiladora contraída que sólo genera 150 mil empleos, y un comercio desolado que generó que el año pasado los tijuanenses gastaran seis mil millones de pesos en el otro lado”, apunta.Y revela: “hoy, aquí, hasta el tráfico de migrantes está en una profunda crisis; hasta 1994, a todo lo largo de la frontera, esta era la puerta principal de acceso de indocumentados en general a Estados Unidos, con un promedio de 45 por ciento de movimientos, pero esa cifra descendió en más de 70 por ciento, fundamentalmente por la construcción de los muros”.Tan sólo este fenómeno, explica el investigador social, impactó de manera inicial en la economía de centenares de ‘polleros’ y ‘coyotes’ que ahora están desempleados, miles de prostitutas y policías corruptos, decenas de líneas de autobuses y aviones, y otros tantos sectores, que extrañan los entre 35 mil y 50 mil pesos que pagaba cada aspirante a cruzar ilegalmente la línea fronteriza.Al caer abruptamente esta industria, abunda, otra víctima colateral fue paradójicamente el crimen organizado, que en esa época y en los años previos y posteriores protagonizaba un sinfín de eventos de violencia extrema para que alguno de sus cárteles lograra la hegemonía de la zona; particularmente eran los cárteles de los Arellano y de Juárez quienes escenificaban las confrontaciones.“Aquí sufrimos niveles exagerados de violencia. En Juárez, por ejemplo, en 2010 tuvimos tres mil 800 muertos, y en 2011 alrededor de mil 500; en Tijuana, todavía en 2008 tuvimos 844 ejecuciones… pero a partir de ese año hubo un cambio radical en la estela de violencia, pues hubo nuevos modelos de operación tanto del gobierno como del mismo crimen organizado, aunque en los hechos la recomposición se debe más al segundo”, explica.Víctor Clark Alfaro entra en pormenores: “la verdad es que hoy en Tijuana tenemos un convenio entre los cárteles de las drogas para seguir disminuyendo los niveles de violencia… y en los hechos ha funcionado; el crimen organizado ve el escenario con sentido empresarial, y sabe que para sus propios intereses es imprescindible abatir la violencia a su mínima expresión…”.Prosigue: “las mafias también le pagan grandes cantidades a las autoridades municipales, estatales y federales para que pongan orden en la ciudad, y simultáneamente, de manera natural, está dando resultado el nuevo modelo de seguridad que implementan el Estado y la fuerza pública; hay una coincidencia en que Tijuana debe estar en paz…”.200 MIL ADICTOSEl ombudsman binacional, sin embargo, no esconde la otra cara de la moneda: admite que mientras en la mancha urbana de la antigua ‘Tía Juana’ (nombre original que le atribuyen algunas fuentes a esta localidad) hay condiciones de tranquilidad y paz social, en la periferia persiste otro escenario, lleno de dramatismo, violencia, inseguridad y altos niveles de riesgo social por los múltiples componentes que la caracterizan.“En la otra Tijuana, en la Tijuana de las colonias populares la violencia tiene otro contenido, tiene otra expresión, absolutamente fuera de control: la venta de drogas está fuera de control y hay una descomposición de pronóstico insospechado, pues existen por lo menos 200 mil adictos para quienes no hay ninguna atención, más que infinidad de ‘tienditas’ en donde se abastecen principalmente de ‘cristal’, a 50 pesos el ‘globito’”, advierte.Otro tema controvertido, refiere, es la prevalencia de por lo menos dos mil trabajadores sexuales (95 por ciento de ellos de nacionalidad mexicana) que operan fundamentalmente en decenas de bares y ‘restaurantes’ que conforman la denominada zona de tolerancia que opera en pleno centro de la ciudad, exactamente a un costado de los sitios turísticos, y muchas de esas personas son víctimas de abusos y explotación, por lo que la institución a su cargo los protege con programas especiales desde hace 20 años.Víctor Clark Alfaro hace tal exposición en el marco de una amplia conversación con periodistas de México, Estados Unidos, Rusia, Sri Lanka, Colombia, Costa Rica, Serbia, Los Balcanes, Guatemala, Honduras, Panamá, El Salvador, Pakistán y Nicaragua que visitaron Tijuana en un ejercicio profesional.El viaje, a su vez, formó parte del Taller Internacional de Periodismo ‘Mundos distintos, amenazas similares’ que organizaron el Instituto de las Américas, Artículo 19 y la Asociación Mundial de Periódicos.